Historia

El museo fue inaugurado en el año 1929 tras la conclusión del largo pleito mantenido entre el Estado y los marqueses de Campotéjar por las fincas del Generalife. Por este acuerdo, el Estado recuperó las citadas fincas y recibió como donación la Casa de los Tiros, localizada a la entrada de uno de los barrios más singulares de la ciudad, el Realejo. Aquí se ubicó la primera oficina de turismo y se destinó el resto de las salas a desarrollar un museo gráfico de la historia de Granada, muy en la línea de los museos locales que por esas fechas se estaban creando en España. El promotor o artífice de este primer proyecto museográfico fue Antonio Gallego Burín, que logró reunir en sus salas una importante colección de fondos de temática granadina  ordenados siguiendo una secuencia cronológica y recreando una ambientación en clave historicista iniciada en el siglo XVI y concluida en el XX.


Los criterios de selección de fondos demostraron un agudo sentido de futuro, porque se dirigió el esfuerzo a rescatar dibujos, grabados, litografías, fotografías, planos, piezas de artesanía local como barros, faroles, tejidos, etc. También se reunieron fondos bibliográficos de temática granadina, de viajes, publicaciones seriadas, folletos y un largo etcétera. Este  importante esfuerzo para la gestación del museo se completó con la recogida, mediante compra o donación, de archivos particulares de personalidades que destacaron en la vida cultural de Granada. El mismo Gallego Burín donará su archivo personal a esta casa.


En el montaje que configuró el Museo Casa de los Tiros a partir de 1929 aparecían varias salas de especial interés, como la dedicada a los viajeros románticos, centrada en la figura de Washington Irving; la sala de artes industriales, dando cabida en ella al valor y la importancia de la artesanía local; o la sala dedicada al mundo de los gitanos, única por aquellas fechas consagrada a tan importante colectivo humano.
Antonio Gallego Morell continuó con la labor de su padre consolidando y acrecentando los fondos, incluso mejorando el proyecto a dedicar un especial interés al mundo literario y periodístico granadino, lo que reforzó la comprensión de las salas.


Tras una profunda restauración del edificio, llevada a cabo en la última década del siglo XX, se planteó reconducir su imagen hacia un museo de contenido más específico, surgiendo así una nueva museología y museografía en torno a la Granada del siglo XIX. Esta nueva imagen nace apoyada en el proyecto del año 29 así como en un riguroso análisis y estudio de sus colecciones. El museo que se presenta hoy a la visita despliega en todos los espacios del edificio histórico una visión concreta de aquellos hechos y conceptos que marcaron el siglo XIX.
La remodelación del discurso ha supuesto también una modernización de los servicios de investigación de temas locales, poniendo a disposición de los investigadores un importante fondo de publicaciones seriadas, biblioteca, archivo y ricos fondos no expuestos de cartografía, litografía, fotografía, grabado de temática granadina, etc.


Como apunte final, mencionar la importancia histórica del edificio, especialmente el torreón o cuerpo principal con el que la casa, como arquitectura del siglo XVI, se presenta a la ciudad. El torreón fue transformado por su propietario, Gil Vázquez Rengifo, desarrollando en él un interesante programa simbólico basado en la exaltación del héroe medieval y su tránsito a la modernidad.