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Pieza del Mes de Mayo: Orduña Castellano, el pintor impaciente, por Jesús Velasco Nevado

17/05/2022

La Pieza del Mes de Mayo celebra la primavera en colores al poner en valor dos obras del pintor almonasterense, Mateo Orduña Castellano, "La niña del jardín" (1936) y "Composición" (1978), que forman parte de una donación de hasta 37 obras del pintor recibida por el Museo de Huelva en 1998. El Martes, 17 de mayo a las 18:30, Jesús Velasco Nevado, doctor en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, es quien nos habla de ellas y de su autor en la charla titulada Orduña Castellano, el pintor impaciente.

Si hay un pintor en Huelva que cose actitud y aptitud la devoción, la picaresca, el oficio y la inquietud de buena parte de los estilos predominantes del siglo XX, ese es Mateo Orduña Castellano. Nacido en Mina Concepción (Almonaster la Real) en 1915, Orduña Castellano une un siglo, une dos trozos irreconciliables, la España de antes y después de la Guerra Civil, y une los trocitos inciertos y esperanzadores de la joven democracia a partir del 75.

Su producción pictórica se concreta en cuatro etapas fundamentales:

  1. Formación (1931-1949): Caracterizada por sus años de formación académica en la Escuela de Pintura de Huelva, bajo la lección de José Fernandez Alvarado, y, a partir de 1935, de manera autodidacta. Años donde nos regala una pintura que evoluciona entre lo académico y lo lumínico de corte impresionista, como esa Niña en el Jardín.
  2. Periodo de Búsquedas (1949-1953): Es una etapa bisagra, donde no abandona el legado adquirido y donde empieza a calar, tras mucho experimentar, su sello personal, la búsqueda de su relato artístico. Con ello nos regala una pintura consagrada al color y a la luz donde la alegría juvenil comienza a trocarse en pinceladas y contenidos muy expresivos. A menudo, violentos.
  3. Madurez (1954-1972): Etapa de consagración, de consolidación de contenidos. Años donde escapa de lo cotidiano, de lo ya aprendido. Marcha por Europa y Estados Unidos y se afinca en Sevilla. Destaca estos casi 20 años por una amarga y cruda narración de la naturaleza y de los hombres, un expresionismo latente donde manifiesta lo agreste de la vida, el sufrimiento y el desencanto humano. Bajo esta expresión reivindicativa, comienza a descomponer las formas, algunas veces de manera gestual, instintiva, sin perder el horizonte de las formas y del motivo, y otras de manera constructiva, intelectualizado. Aquí, la influencia de Guevara es notoria.
  4. Sosiego (1973-1989): Es una fase que suma paz vital y acomodos estilísticos. Trae, en un carrusel frenético, un festival de propuestas infinitas. Desde el homenaje perpetuo a la influencia de Cezanne y de su paisano Vázquez Díaz, al realismo íntimo triunfante de la Sevilla de finales de los sesenta y comienzo de los setenta, sin descartar pellizcos involucionistas de corte académico a asomos abstractos como esas Formas de 1978 donde en su no-concreción resume la concreción pictórica de toda su producción.

Jamás se podrá ponderar con suficiente razón su labor y su enseñanza. Desde que irrumpiera en la escena local a comienzo de la década de los cuarenta, su devenir ha dibujado un vertiginoso camino que ni él mismo fue capaz de atrapar... ni de definir. Pintura y vida amoldada a los gustos imperantes.

Orduña fue la otra mirada del arte onubense, la que todos querían y la que todos, a veces, ninguneaban. Sin el carisma de Pedro Gómez, sin la maestría de Vázquez Díaz, sin la fuerza intelectual de Caballero, sin la academia de García Vázquez o Labrador, supo construir un mundo Orduña Castellano.

Su obra atrapa por momentos a Zuloaga, Sorolla, Pinazo, Vieira da Silva, Vázquez Díaz, Guevara o Bertucci; se hace impresionista como expresionista, surrealista como hiperrealista¿ pero jamás pierde el sello de que Mateo Orduña es, ante todo, la fiel realidad de la Huelva de un siglo. No era propio, era de tantos, pero era tan suyo que toda una sociedad se hacía más sociedad con un trozo de cuadro de Mateo Orduña Castellano, que finalmente fallecería en la localidad sevillana de Coca de la Piñera en 1989.