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Pieza del mes de enero. Las fíbulas de la Ría de Huelva. Los primeros adornos de occidente. Por Javier Jiménez Ávila

31/01/2024

Hace ya más de 100 años (101, exactamente) que se produjo el hallazgo del depósito de bronces de la Ría de Huelva, como consecuencia del dragado del fondo marino. A pesar del tiempo transcurrido, el depósito de la ría sigue siendo uno de los grandes hallazgos de la arqueología protohistórica española y, sin duda, uno de los más importantes para conocer el periodo en el que se formó: el Bronce Final.

El Depósito de la Ría de Huelva ha sido objeto de numerosos estudios y aproximaciones desde el momento de su hallazgo, sin embargo, aún perviven numerosas incógnitas sobre aspectos fundamentales para su comprensión, como las razones que lo motivaron o, incluso, su cronología.

Aunque su contenido es mayoritariamente armamentístico, es también destacable el conjunto de objetos de adorno personal que se encontró juntamente con las lanzas y espadas. Estaba formado por nueve fíbulas, dos broches de cinturón y otros objetos que, con más dudas, pueden ser incluidos en la misma familia, como los posibles torques y los botones.

Las fíbulas corresponden al grupo denominado "de codo", debido a la doblez o acodamiento del puente, que les confiere su característica silueta triangular. La precocidad y la importancia de los hallazgos de la Ría han propiciado la denominación de "tipo Huelva" para una de las clasificaciones más reconocidas y decorativas de este grupo, aunque en el depósito se encuentran fíbulas de otros tipos.

Como el resto de los utensilios del depósito, las fíbulas de tipo Huelva también han sido objeto de importantes debates científicos, orientados sobre todo a su origen y cronología, debates que ocuparon, principalmente, los años centrales del siglo pasado. Actualmente se considera que las fíbulas de tipo Huelva son una producción típicamente peninsular, aunque influida y en conexión con las modas coetáneas del Mediterráneo, un entorno geográfico y cultural con el que se intensifican los contactos en esta época.

Las fíbulas de codo y los tipos que se relacionan con ellas constituyen las evidencias más antiguas del uso de complementos metálicos de vestido en la península ibérica. El hallazgo de nuevos ejemplares repartidos por todo el territorio peninsular, que ha propiciado nuevos trabajos y sistematizaciones, da cuenta de la profusión y extensión de su uso. Estas fíbulas, por tanto, inician una tradición indumentaria que se extenderá a lo largo de toda Europa y el Mediterráneo, y que se mantendrá a lo largo del tiempo con las fíbulas orientalizantes, las anulares, propias de la Segunda Edad del Hierro, las romanas y las medievales, siempre relacionadas con grupos sociales diferenciados.

La convivencia de estos elementos de vestido con armas ofensivas y defensivas que se da en el Depósito de la Ría se produce también en las famosas estelas de guerrero del Bronce Final, por lo que es probable que estos adornos formaran parte de la indumentaria de estas élites militares que empiezan a aparecer en la Edad del Bronce, y que las fíbulas se incorporen así al conjunto de elementos que determinan y permiten visibilizar su estatus.

La provincia de Huelva, tradicionalmente al margen del mapa de distribución de las estelas, se ha incorporado recientemente al debate de estos testimonios gracias a los hallazgos de Las Capellanías (Cañaveral de León) donde se han localizado tres magníficos ejemplares, algunos de los cuales cuentan con representaciones identificadas como fíbulas de codo. El hecho de que estas estelas se encuentren en un contexto posterior al de los objetos que representan abre nuevas perspectivas en un debate que incrementa su interés y su vivacidad. Un debate en el que las fíbulas de codo de tipo Huelva y los ejemplares de su ya centenario depósito deben seguir teniendo un papel protagonista.

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