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PIEZA DEL MES
23/11/2023
Desde inicios del siglo XX, la excavación y reinterpretación de necrópolis y santuarios de época protohistórica en el suroeste de la península ibérica ha permitido que comencemos a conocer la religiosidad tartésica. Un dato de especial interés sobre ella es que en estos espacios no se han hallado esculturas antropomorfas que puedan identificarse como imágenes de divinidades a las que rendir culto de manera oficial. Atendiendo a ello, así como a la notable influencia fenicia en estos enclaves, cuando han aparecido determinadas piedras que no han sido claramente identificables con otras funciones, se les ha otorgado el papel de betilos, esto es, una representación anicónica en piedra de la divinidad.
Esta es la interpretación que se ha propuesto para tres piezas de tendencia cilíndrica procedentes de varios yacimientos protohistóricos de la provincia onubense y que el Museo de Huelva conserva en su colección. La primera de ellas fue hallada en la tumba 18 de la necrópolis del cabezo de La Joya (Huelva), junto a un cuchillo de hierro, un elemento cilíndrico de bronce y un jarro piriforme. La segunda se localizó en 2015 durante unas labores de limpieza en una zona de viviendas del poblado de Tejada la Vieja (Escacena del Campo, Huelva), yacimiento de gran relevancia en el suroeste peninsular durante época protohistórica debido a la importancia de las actividades minero-metalúrgicas que se llevaban a cabo en dicho emplazamiento. El último de los ejemplares que centra nuestra atención procede de una zona indefinida entre Escacena del Campo y Paterna del Campo (Huelva), sin que se haya podido determinar yacimiento o contexto arqueológico alguno para él.
Sin embargo, el análisis formal y contextual de estas piezas, confrontado con lo recogido en numerosas fuentes escritas de la Antigüedad y con múltiples paralelos arqueológicos del Mediterráneo, Próximo Oriente y Centroeuropa en fechas coetáneas permite una reinterpretación funcional y simbólica de las mismas.