Las Colecciones

Las colecciones del Museo de Cádiz tienen diversos orígenes.

Las obras que integran la Sección de Arqueología tienen su origen en hallazgos casuales, como sucedió con el sarcófago antropoide masculino fenicio, en donaciones de colecciones históricas de particulares, ricas especialmente en hallazgos numismáticos, o en excavaciones arqueológicas científicas. Estas últimas constituyen la fuente de la mayor parte de los fondos de la sección y son las que presentan un mayor crecimiento de cara al futuro. Los principales enclaves que han proporcionado algunas de las piezas señeras del museo son: para los hallazgos prehistóricos, las diferentes cuevas y dólmenes de la provincia; para las etapas fenicia y romana, la propia ciudad de Cádiz, así como las ciudades romanas de Baelo Claudia (Tarifa) y Carissa Aurelia (Espera). La época medieval es la menos representada, respondiendo a la propia evolución histórica de la ciudad.

Las obras reunidas por la Academia de Bellas Artes de Cádiz a lo largo de los siglos XIX y XX constituyen el núcleo de la Sección de Bellas Artes. Este núcleo inicial ha ido creciendo gracias a las adquisiciones de la Junta de Andalucía, siendo especialmente importantes en los últimos años los ingresos de obras de Arte Contemporáneo. Asimismo, las donaciones de particulares tampoco han faltado en los últimos tiempos, destacando el ingreso por esta vía de la obra de Ignacio Zuloaga Retrato de Micaela Aramburu Picardo, realizado por la familia de la retratada en el año 2003.

Por último, la colección de títeres de la Tía Norica fue adquirida por el Estado.