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Restauración / Conservación

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San Diego Kisai, San Pablo Miki y San Juan de Soan Goto

San Juan Soan de Goto, 1627
Juan de Mesa
Madera tallada y policromada, 162 cm


San Pablo Miki, 1627
Juan de Mesa
Madera tallada y policromada, 172 cm


San Diego Kisai, 1627
Juan Martínez Montañés (atribuido)
Madera tallada y policromada, 165 cm

 

Estas tres esculturas de los mártires jesuitas de Japón ingresaron en la colección del museo en 1928 como parte de la donación González Abreu. Inicialmente expuestas, su precario estado de conservación hizo que fueran retirados de la visita pública. Ahora, varias décadas más tarde, el tratamiento de restauración realizado permite recuperarlas para su exposición.  

Las tres tallas presentaban un deficiente estado de conservación, con daños que comprometían su estabilidad, tanto en el soporte y los ensambles como en la policromía (fig. 1). El soporte de madera de las tres obras lo compone un cuerpo parcialmente anatomizado, vestido con el hábito jesuita, con los brazos articulados. Presentaban graves problemas de fijación a sus peanas, en muy mal estado de conservación, y un sistema de anclaje muy precario (fig. 2). Parecido estado presentaban las piezas de unión de los hombros, codos y muñecas de los brazos, por lo que difícilmente podían cumplir su función. En el caso de san Pablo Miki y san Juan Soán de Goto, sus cabezas, que están diseñadas para encajar en el hueco del cuello, se encontraban mal fijadas, con riesgo para su estabilidad. Por su parte, en la cabeza de san Diego Kisai se apreciaban importantes fisuras (fig. 3).

Las radiografías realizadas a las tres esculturas han permitido conocer su modo de construcción y profundizar en el conocimiento de su estado de conservación. Este estudio reveló que los cuerpos se encuentran ahuecados y tenían insertadas piezas metálicas, clavos de forja y sobre todo puntillas industriales, bien fruto de intervenciones para fijar piezas de la escultura o bien para la colocación de vestidos y aureolas (fig. 4).

Las cabezas y manos, que presentan en algún caso faltas de soporte, están encarnadas. En general, presentaba una superficie con levantamientos de los estratos, diversas lagunas por desprendimientos, repintes alterados y barniz oscurecido (figs. 5 y 6). Los cuerpos tenían también numerosas faltas de policromía, causadas por roces, golpes o puntillas metálicas.

Por tanto, ha sido necesario aplicar un tratamiento integral de restauración. En el soporte se han resanado y rellenado las grietas y fisuras y, puntualmente, las pérdidas de madera, fortaleciendo con nuevas piezas algunos de los ensambles articulados de los brazos. Se han extraído clavos y puntillas que no cumplían ninguna función, fundamentalmente en las cabezas y en la zona de la peana. Se han retirado las peanas, que estaban en muy malas condiciones, y se han sustituido por otras nuevas de cedro, lo que ha permitido cambiar el sistema de anclaje y recuperar la estabilidad de las esculturas (fig. 7).
 
En cuanto a la policromía, al tratarse de imágenes para vestir, solo presentan encarnadas las cabezas y las manos, siendo el resto maniquíes articulados pintados en negro. Se han fijado los levantamientos, eliminado repintes, pátinas y suciedad general, estucando, nivelando y reintegrando de color las lagunas (fig. 8). Tras un barnizado de protección final, las obras han recuperado sus valores cromáticos (fig. 9).

Las obras han sido restauradas por Macarena Pinto Miranda (San Juan Soan de Goto), Carmen Álvarez Delgado (San Pablo MIki) y por Ignacio Bolaños Figueredo (San Diego Kisai)

Tipo de Intervención

Intervenciones en las piezas

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