Obras Singulares
Virgen de la leche
Procedencia
Comentario
Luisa Roldán, La Roldana (Sevilla, 1652-Madrid, 1706)
Virgen de la leche (1689-1706)
Terracota policromada al óleo. 26,50 x 19 x 3,5 cm.
Adquisición Junta de Andalucía, 2020
Modelado en terracota y policromado al óleo, este relieve está datado entre 1689 y 1706, años en que la Roldana vive en Madrid y en los que realizó obras devocionales de pequeño formato.
El tema, conocido como Virgo lactans (Virgen lactante), fue interpretado en numerosas ocasiones por la escultora, en diversos materiales y géneros: en madera y destinadas al culto público o bien modeladas en terracota en grupos exentos o en relieve para la devoción privada. De esta temática realizó dos: el que pertenece a la catedral de Santiago de Compostela desde el siglo XVIII y este otro, de composición similar, que ha permanecido hasta fechas recientes en manos privadas.
María aparece sentada en un banco de piedra con el Niño en brazos. Con una mano se presiona el pecho para facilitarle la succión de la leche. Cubierta con un velo blanco, una camisa del mismo color asoma bajo su túnica de azul intenso y el manto de un vivo tono rojo. A la izquierda, un árbol recorre el margen del relieve. Al fondo, tras el banco, un delicado paisaje muestra la ciudad de Belén y, en el horizonte, unas montañas azuladas por efecto de la lejanía. Sobre María y su hijo se despliega un amplio cortinaje de color verde que sirve de dosel, bajo el que aparece el Espíritu Santo en alusión a la Encarnación del hijo de Dios. Despliegan la cortina dos querubines y once serafines sobrevuelan la aparición.
Los rasgos distintivos de la artista sevillana se manifiestan en la composición equilibrada y clasicista; una gracia extrema en la disposición de los pliegues de los tejidos; una expresividad cargada de ternura que el propio tema reclama; corrección y dulzura en la descripción de la anatomía infantil y en el rostro y manos de la Virgen, rasgos estos últimos que fueron por los que Luisa Roldán recibió siempre mayores alabanzas.
El relieve está modelado en una mínima profundidad real, adelantando hacia el espectador las figuras principales y los cuatro lados del rectángulo de la placa de barro, formando una especie de artesa o de caja escénica. Se trata de la obra de menor formato de las conocidas de la Roldana. Es llamativo el extraordinario nivel de acabado tanto en el modelado como en su policromía, revelando una excepcional capacidad para este tipo de obras. A diferencia del relieve del mismo tema propiedad de la Catedral de Santiago, que fue publicado en el siglo XIX por primera vez, éste se ha mantenido totalmente desconocido hasta que se dio a conocer en el año 2000.
La policromía, sin duda, fue realizada, como tantas otras en que el dato está documentado, por su cuñado Tomás de los Arcos. Son detalles característicos de su trabajo los toques de pinceladas doradas que se aprecian en los rayos que rodean al Espíritu Santo, el galón del manto de María, la cortina que cubre la escena y los cabellos de la Virgen y del Niño.