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García Ramos en la pintura sevillana...
Catálogo de la exposición que ha tenido lugar en el museo entre el 18 de diciembre de 2012 y el 2 de junio de 2013. Portada de la publicación Edita Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, 2012. 177 páginas. Contiene 5 estudios, catálogo de 71 obras y exposiciones y bibliografía. Estudios José García Ramos. Apunte bibliográfico. Rocío Izquierdo Moreno. Apuntes en el centenario de la muerte de José García Ramos. María del Valme Muñoz Rubio. García Ramos, pintor costumbrista con Sevilla de fondo. Ignacio Cano Rivero. García Ramos, no solo un pintor de costumbres andaluzas. Ignacio Hermoso Romero. De mito a musa. La mujer sevillana en la obra de García Ramos. Fernando Panea Bonafé.
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Baile por Bulerías
Baile por bulerías José García Ramos (Sevilla, 1852 - 1912) Baile por bulerías, 1884 Óleo sobre lienzo, 52 x 28 cm Donación de Alfonso Grosso (1945) Procedencia Colección de D. Alfonso Grosso. Sevilla Comentario José García Ramos es sin duda uno de los más hábiles pintores del costumbrismo sevillano. Dedicó casi toda su carrera a dibujar, con una enorme expresividad y técnica minuciosa, escenas de la vida cotidiana en Sevilla, desde fiestas flamencas a asuntos taurinos, que se vendían con gran facilidad dentro y fuera de las fronteras. Esta obra pertenece a esa industria de cuadros de pequeño formato que tanta difusión alcanzó entre la sociedad de finales del siglo XIX. Esta obra titulada también "El baile" reúne todos los elementos característicos del costumbrismo pictórico del último cuarto del siglo XIX. Es un lienzo pequeño y la escena se desarrolla en el interior de una taberna sevillana en la que se describen los tópicos con los que hoy en día aún es identificada la ciudad y que nos recrea una de las escenas de sabor costumbrista propias del autor: un cartel de toros, una bodega, las sillas de enea y el flamenco. García Ramos practica una técnica virtuosa de gran calidad, con un dibujo firme y preciso, agilidad compositiva y una pincelada empastada y decisiva que, a base de manchas, consigue el efecto del movimiento del vestido de la bailaora en el que se confunden los volantes unos con otros. En primer plano a la izquierda un pequeño bodegón con los restos de unas naranjas muestra lo estudiada que está la composición, negando cualquier improvisación.
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Baile por bulerías y Pareja de baile
Baile por bulerías. La obra restaurada José García Ramos (Sevilla 1852-1912) Baile por Bulerías, 1884 Óleo sobre lienzo. 52 x 28 cm. José García Ramos (Sevilla 1852-1912) Pareja de baile, 1884 Óleo sobre lienzo. 54,5 x 36 cm. Se trata de dos obras costumbristas del pintor sevillano García Ramos en las que se compendian características ya consolidadas de su estilo personal. A pesar de tratarse de obras de pequeño formato son numerosas las correcciones de dibujo que encontramos tanto en los personajes como en otros elementos compositivos, apreciables con el estudio de reflectografía infrarroja realizado. Además, se ha aprovechado la ocasión de la exposición García Ramos en la pintura sevillana, que ha tenido lugar en el museo, para conocer más en profundidad no solo el dibujo subyacente sino también el tejido original (naturaleza, estructura interna etc.) y su técnica pictórica. Se han utilizando para ello diferentes medios como el microscopio digital de 50 /200 aumentos, micros y macrofotografías realizadas con luz normal y rasante, y la lupa binocular. Se ha realizado una fijación general del estrato pictórico debido a la presencia de levantamientos que, aunque de escasa entidad, podían terminar en desprendimientos y pérdidas irreversibles. Con la limpieza de los barnices ya oxidados se ha producido el cambio más llamativo, ya que el amarilleamiento general de ambas superficies era muy acusado y tras la limpieza se han podido recuperar blancos intensos y numerosos matices y tonalidades (violetas, verdes, carmines etc.) que realzan ambas obras sobretodo tras el barnizado final. Las dos obras han sido restauradas por Mercedes Vega Toro.
Restauración y conservación:
2012
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Tumbas en los jardines de Palacio de San Telmo
La obra restaurada José García Ramos (Sevilla 1852-1912) Tumbas en los jardines de Palacio de San Telmo, hacia 1870 Óleo sobre lienzo, 40 x 57cm. Es una obra inédita de García Ramos que se ha restaurado y dado a conocer con motivo de la exposición dedicada al autor en este museo en 2013. Se trata de una de las primeras obras conocidas del artista en la que aún no están definidas las claves de su estilo. La obra presentaba una superficie muy amarillenta y opaca debido a la oxidación de una gruesa capa de barniz superpuesto. Los repintes eran también abundantes sobretodo en los bordes, siendo el más llamativo el que correspondía a una "firma" localizada en el borde de la esquina inferior derecha donde de forma burda figuraban las iniciales G. R. Presentaba una forración con una tela muy gruesa y con falta de adhesión a la tela original que tenía pegado un sello de papel por el reverso que provocaba la deformación del soporte en dicha zona. En la tela original, una vez liberada de la antigua forración y antes de la nueva, se tuvieron que colocar pequeños injertos y parches en los bordes debido a los desgarros y lagunas que tenía. También el bastidor astillado y deformado tuvo que ser sustituido. Restaurada por Mercedes Vega Toro. Tipo de Intervención Intervenciones en las piezas
Restauración y conservación:
2012
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Arte del Renacimiento en Sevilla
Catálogo de la exposición celebrada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla entre el 1 de diciembre de 2022 y el 12 de marzo de 2023 Portada de la publicación Edita: Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, 2022. 239 pp. Incluye seis artículos más las fichas de las 34 obras que componen la muestra y el apartado de bibliografía correspondiente: Artículos Memoria y representación en la Sevilla del Renacimiento. José Jaime García Bernal Tradición andaluza versus modernidad renacentista. Rafael Cómez Ramos De lo que Italia ofreció y adoptaron en Sevilla los artistas. Elena Escuredo Barrado Con su romano. Sobre la ornamentación en Sevilla en el siglo XVI. Ignacio Hermoso Romero Juan de Arguijo. Poeta y Mecenas. Ignacio Cano Rivero Virgen con el Niño de Roque Balduque. Carmen Álvarez Delgado Adquisición
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Malvaloca
Malvaloca restaurada José García Ramos (Sevilla 1852-1912) Malvaloca, 1912 Óleo sobre lienzo, 99,5 x 65,5 cm Está considerada como la última obra realizada por García Ramos y en ella se representa a una mujer llamada Rosita pero conocida por Malvaloca, protagonista de la obra teatral de los hermanos Álvarez Quintero que lleva su nombre y que fue estrenada en 1912. La obra se encuentra sin reentelar por lo que hemos podido estudiar la estructura y naturaleza del tejido del soporte que está realizado en tafetán simple de tipo industrial. Éste se encuentra algo debilitado sobretodo en los bordes y esquinas que se han reforzado con gasa natural. También tiene en el perímetro orificios del antiguo sistema de cogida, algunos a punto de desgarro, en los que se han colocado parches de gasa ajustados al daño. En la sujeción del lienzo al bastidor se han sustituido las grapas de cobre que tenía por otras de acero inoxidable y se han protegido los bordes de tejido original con cintas de algodón de ph neutro. La capa pictórica tenía numerosos pero pequeños levantamientos, es decir falta de adhesión al soporte, que no eran muy visibles debido a que se encontraban localizados en zonas de empaste. Aunque tenía lagunas de color, estaban muy dispersas y eran de pequeña entidad y grosor por lo que no ha habido prácticamente que estucar. La fijación generalizada de la película pictórica se ha realizado teniendo especial cuidado con la accidentada orografía de su superficie en la que se alternan pinceladas gruesas con otras de escasa materia. El resultado de la limpieza del barniz no ha sido muy llamativa ya que el amarilleamiento sufrido no era excesivo, pero la obra ha ganado en viveza, matices y cromatismo. Se han reintegrado cromáticamente pequeñas lagunas de color y se ha barnizado. En el estudio de reflectografía infrarroja que se emplea para ver el dibujo subyacente de la obra hemos encontrado sutiles correcciones del dibujo siendo las más llamativas las de las manos y el pie. Se ha realizado un tratamiento conservativo en el bastidor en el que, entre otras cosas, se han eliminado los topes de puntas sustituyéndolas por cinta metalizada autoadhesiva de cuña a bastidor. Al marco se le ha realizado una limpieza general así como la fijación y consolidación de piezas y el relleno de orificios. Por último se ha forrado con cinta de fieltro el interior de la caja del marco donde se aloja la obra para evitar roces de la pintura con la madera y se han sustituído los cáncamos por un sistema de arandela metálica abatible (oz clip art). Restaurada por Mercedes Vega Toro Restauración del marco Marcos A. Moreno Costa Imagen en alta resolución (Google Arts & Culture) Tipo de Intervención Intervenciones en las piezas
Restauración y conservación:
2012
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Nuevas perspectivas críticas sobre historia de la escultura sevillana
Actas de las jornadas celebradas en el Museo de Bellas Artes de Sevilla en 2007 Portada de la publicación Edita Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 2007 177 páginas. Textos Las atribucines en el estudio de la escultura: nuevas propuestas y reflexiones sobre obras de la escuela sevillana de los siglos XVI y XVII. Emilio Gómez PIñol. La familia Navarro y la expansión del retablo de estípites en Andalucía Occidental. Francisco J. Herrera García. Práctica de agudeza y arte de humor en los talleres sevillanos del Siglo de Oro: anécdotas chistosas relativas a artistas y devociones. Jesús Palomero Páramo. Miguel Perrin, imaginero de barro al servicio de la Catedral de Sevilla. Teresa Laguna Paul. La obra del escultor Pedro de Noguera: promotores y gusto artístico en la Catedral de LIma. Rafael Ramos Sosa. Devoción e iconografía de Santa Ana. Desde los modelos medievales a los contemporáneos. Juan Miguel González Gómez. Juan de Astorga: novedades biográficas y aportaciones a su catálogo escultórico. José Roda Peña. De la fama al olvido. La obra profana de Cayetano de Acosta. Alfonso Pleguezuelo Hernández.
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El niño del violín
La obra restaurada José García Ramos (Sevilla 1852-1912) El niño del violín, hacia 1900 Óleo sobre lienzo, 92,7 x 56,4 cm. La obra está pintada al óleo sobre una preparación blanca industrial, en una tela de lino también industrial del tipo tafetán Panamá, en buen estado de conservación, con ligeras deformaciones de soporte. Va montada en un bastidor de madera con cuñas. La capa pictórica presentaba craquelados, con levantamientos y pérdidas puntuales, además de algunas abrasiones y arañazos. Tenía un barniz algo oxidado, diversos repintes y suciedad superficial. La capa pictórica se fijó al soporte y posteriormente se eliminaron los repintes, el barniz oxidado y la suciedad superficial. Se limpió el dorso de la tela y el bastidor. En los bordes del tejido se situó una cinta de algodón como protección. Posteriormente se estucaron las faltas de pintura y se reintegraron, protegiendo el conjunto con barniz. Tratamiento efectuado por Alfonso Blanco López de Lerma Imagen en alta resolución (Google Arts & Culture) Tipo de Intervención Intervenciones en las piezas Galería de imágenes Iluminada la obra con luz rasante se puede ver la deformación del soporte y la trama de la tela Consolidación de la capa pictórica Detalle de la firma Eliminación de barnices Craquelado, levantamientos y pérdidas de la capa pictórica
Restauración y conservación:
2012
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Donación de tres obras al pastel de Manuel González Santos
Autorretrato Manuel González Santos (Sevilla, 1875 - 1949) Autorretrato, 1932 Pastel. 60 x 64 cm. Donación de Adela Perea González, 2012 La obra es una de las escasas representaciones que realizó de sí mismo. Presenta el interés añadido de ser un autorretrato que se suma a los ya existentes de pintores sevillanos que forman parte de los fondos del museo. Así, se conservan, entre otros, los de Antonio María Esquivel, José Villegas Cordero, José Jiménez Aranda, Gustavo Bacarisas, Alfonso Grosso, o los retratos de José García Ramos y Gonzalo Bilbao. En definitiva, a la calidad técnica de esta obra se une su interés iconográfico para un museo vinculado esencialmente a la escuela sevillana. Manuel González Santos (Sevilla, 1875 - 1949) Retrato de su mujer Adela Narbona, 1932 Pastel. 60 x 64 cm. Donación de Adela Perea González, 2012 Esta pintura forma pareja con el autorretrato anterior, también fechado el mismo año. Como en él, el autor ha prescindido de elementos anecdóticos. Utiliza un fondo neutro oscuro para centrarse en la representación de la cabeza, modelada con gran veracidad y un indudable dominio técnico. El género del retrato ocupa un lugar significativo dentro de la producción del artista. La procedencia familiar nos permite conocer, además, obras suyas ejecutadas con más libertad que las realizadas por encargo. Manuel González Santos (Sevilla, 1875 - 1949) A orillas del lago, 1914 Pastel. 104 x 74 cm. Donación de Adela Perea González, 2012 Vinculada a su formación académica, esta obra es reflejo, como los retratos, de su dominio de la técnica del pastel. La filiación académica de esta pieza no es obstáculo para que esté resuelta con soltura en el dibujo y acertada iluminación. Sin ser clave en su producción, nos aporta datos sobre el tratamiento artístico que su autor da al género del desnudo y sobre su proceso formativo en la Sevilla de final del siglo XIX. Galería de imágenes Autorretrato Retrato de su esposa Adela Narbona A orillas del lago
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El siglo XIX
El arte del siglo XIX supone un cambio radical respecto al de siglos anteriores ya que los asuntos de temática religiosas pierden su preminencia mientras que otros géneros como la pintura de historia, el retrato, el paisaje o la temática costumbrista se consolidan. El retrato se cultiva con profusión desde el Romanticismo. La sociedad española sufre una transformación económica que posibilita la pujanza de la clase social burguesa que aspira a perpetuarse por medio del retrato y buen ejemplo de ellos son el Retrato del señor Bojons o el Retrato del niño Carlos Pomar de Margrand, ambos de Antonio María Esquivel, el mejor retratista de su época. Pero si hay que destacar un retrato romántico por excelencia es el que Valeriano Bécquer realiza a su hermano el poeta Gustavo Adolfo, magistral obra realizada de manera más espontánea, menos encorsetada. Más avanzado el siglo, se exponen el Retrato de Irene realizado por su padre, el pintor José Jiménez Aranda, y algunos de los que José Villegas Cordero realizó a lo largo de toda su vida de su mujer Lucia Monti, así como el que realizase del escultor Ercole Monti. El paisaje adquiere carta de naturaleza como género independiente en esta época. Manuel Barrón es el máximo exponente del paisaje romántico andaluz. La serranía de Ronda le servirá de localización para sus escenas de contrabandistas y pintorescas figuritas de bandoleros y gitanas que deambulaban por esos parajes como se ve en La Cueva del Gato. Más avanzado el siglo, se puede apreciar la evolución de este género a través de tres obras plenamente realistas: Vista de la Catedral de Sevilla desde el Guadalquivir de Jiménez Alpériz, Triana, de Sánchez Perrier o Vista de Sevilla de Manuel García Rodríguez, cuyos autores participaron en la Escuela de Alcalá que agrupó a los pintores que, a finales de siglo, se acercaron a las riberas del río Guadaíra para pintar directamente de la naturaleza. Otros géneros, como la pintura de historia o el orientalismo, están también representados con las obras Los Reyes Católicos recibiendo a los cautivos cristianos tras la conquista de Málaga, de Eduardo Cano o Emboscada Mora de Fernando Tirado aunque, sin duda, el costumbrismo es el que más importancia tuvo en la pintura sevillana ya que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX. Surge en la época romántica, de la que el museo exhibe Baile en una caseta de feria de Manuel Cabral Bejarano, Pareja de majos de José Gutiérrez de la Vega y Baile en una taberna de Manuel Rodríguez de Guzmán. En la segunda mitad de siglo es José García Ramos el artista que mejor supo captar el temperamento de tipos populares y escenas de la vida cotidiana, reflejada en obras como Pareja de baile, Hasta verte Cristo mío, Malvaloca o El niño del violín. Salas 12 y 13 Boceto para Las Cigarreras (detalle). Gonzalo Bilbao
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Donación de tres pinturas de José Gutiérrez de la Vega, Alfonso Grosso y Santiago Martínez y y dos esculturas de Manuel Delgado Brackembury
Retrato de María Belén Delgado Llorach Alfonso Grosso Sánchez (Sevilla, 1893-1983) Retrato de María Belén Delgado Llorach, 1944 Óleo sobre lienzo. 144 x 114 cm. Donación de María, Ignacio y Miguel de Oyarzábal Delgado, 2018 Alfonso Grosso realiza su formación en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, siendo discípulo de José García Ramos y Gonzalo Bilbao, por el que siente una particular admiración. A partir de 1910 comienza a pintar patios, jardines y bodegones, y se inicia en una temática que le dará sus mayores logros artísticos y reconocimiento: la pintura de interiores conventuales. Sin embargo, a lo largo de su trayectoria pictórica, otro de los géneros que le proporciona mayor fama y acogida por el público sevillano es el retrato. En esta pintura aparece representada María Belén Delgado Llorach, hija de Manuel Delgado Brackembury y Carmen Llorach Dolsa, y esposa de Gonzalo Santa Cruz y Bahía, Barón de Andilla. María Belén nace en 1919, contando unos 25 años de edad cuando es retratada en esta obra por Alfonso Grosso. La elegancia de la postura, la delicadeza de los rasgos de la modelo, exquisitamente ataviada con un vestido de cóctel negro con transparencias, y cubierta por un chal de piel, así como la sutil iluminación cálida que la envuelve, se combinan para crear una obra que refleja perfectamente la distinción de la retratada y su elevada posición social. José Gutiérrez de la Vega (Sevilla, 1791- Madrid, 1865) Retrato de caballero, hacia 1829 Óleo sobre lienzo, 124 x 96 cm. Donación de María, Ignacio y Miguel de Oyarzábal Delgado, 2018 José Gutiérrez de la Vega es considerado unos de los más importantes pintores románticos del influyente núcleo sevillano. Los rasgos murillescos de su primera etapa, que se dejan sentir en sus temas predilectos, la pintura religiosa o el tema costumbrista, dejan paso en su madurez profesional a su preferencia por el retrato. Será clave en este campo su viaje a Madrid, donde se convierte en uno de los retratistas más demandados por la nobleza, la burguesía y la intelectualidad madrileña. Gutiérrez de la Vega fue uno de los fundadores de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Este Retrato de Caballero, debió ser realizado por Gutiérrez de la Vega hacia 1829, durante una estancia en Cádiz, donde el pintor, motivado por la amistad que le unía con el que fuera cónsul de Inglaterra en la ciudad gaditana, John MacPherson Brackembury, realizó varios retratos de la familia. Aunque las condecoraciones en el pecho y la permanencia del retrato en la familia parecen evidenciar que el personaje guarda relación de parentesco con los Brackembury, el retratado aparece representado con una indumentaria que rememora la propia del siglo XVII, y en su pecho aparen tres condecoraciones difícilmente identificables, probablemente británicas y pertenecientes a la familia de larga tradición diplomática vinculada con España. Santiago Martínez Martín (Villaverde del Río, Sevilla, 1890 - Sevilla, 1979) Retrato de Manuel Delgado Llorach, hacia 1929 Óleo sobre lienzo. 46 x 42 cm. Donación de María, Ignacio y Miguel de Oyarzábal Delgado, 2018 Santiago Martínez inicia su formación artística en la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla donde fue discípulo de Gonzalo Bilbao y José García Ramos. Sin embargo será Joaquín Sorolla, al que conoce en Sevilla en 1914, el pintor que influenciará su obra de un modo decisivo. La técnica de pincelada suelta propia del Impresionismo y la luminosidad de su pintura, son, sin duda, herencia del valenciano, siendo, dentro de su generación, el andaluz más vinculado a este estilo. Sus temas más logrados son la pintura de paisajes y el retrato. El personaje representado en esta obra es Manuel Delgado Llorach, hijo de Manuel Delgado Brackembury y hermano de María Belén, pintada por Grosso en 1944 y esculpida por el padre de ambos hacia 1927-1928. La relación de ambos artistas, Santiago Martínez y Delgado Brackembury, enraiza con el encargo de la Fuente Hispalis de la Puerte Jerez, cuyo diseño se encarga al primero, y cuya ejecución realiza el segundo. Y es quizá en estos años en los que se deba fechar este retrato del pequeño Manuel. El retrato infantil presenta las características propias del estilo del pintor, enormemente influenciado por la modernidad técnica de su maestro Sorolla. El carácter familiar y desenfadado que trasmite la obra, materializada en las pinceladas gruesas, no resta sin embargo ni un ápice de credibilidad a la captación psicológica del modelo. Manuel Delgado Brackembury (Las Cabezas de San Juan, Sevilla, 1882 - Sevilla, 1941) Retrato de María Belén Delgado Llorach, hacia 1927-1928 Barro cocido y patinado en color bronce. 46 x 32 x 24 cm. Donación de María, Ignacio y Miguel de Oyarzábal Delgado, 2018 Busto de niña, 1905 Bronce. 59 x 43 x 28 cm. Donación de María, Ignacio y Miguel de Oyarzábal Delgado, 2018 Las magníficas aptitudes para el modelado que se vislumbra desde niño en Manuel Delgado Brackembury, hace que se forme tanto en Madrid como en Barcelona de la mano de los principales escultores del panorama nacional: Mariano Benlliure, Agustín Querol y Josep Llimona. La impronta academicista y el mundo clásico, anclados en el pasado, serán constantes en toda su producción. Una de sus más importantes etapas es la de su trabajo para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, en la que se hace cargo de importantes grupos escultóricos para el Parque de María Luisa. El primero de los dos retratos es el de la hija del escultor, María Belén, a una edad de unos siete u ocho años. Aunque, a pesar de ser un retrato familiar e infantil, el aire melancólico de la modelo le confiere una cierta frialdad, el artista afronta la factura de la misma no al gusto clásico sino de una manera más desenfadada, casi abocetada, que deriva de ese cariz familiar, plasmando el detalle anecdótico del peinado con flequillo recogido por un lazo lateral. En el segundo retrato, el Busto de niña, destacan su sobriedad y sencillez de ejecución. La niña aparece con un ademán ausente y con una posición de marcada frontalidad, que le confiere una falta de sentimiento inusual en los retratos infantiles, más dados a ser campo de experimentación para los artistas para representar la gestualidad propia de los niños. En este caso se desconoce la identidad de la retratada, aunque la pertenencia ininterrumpida de la obra a la familia hace pensar en la posibilidad de tener relación con la familia Brackembury. Galería de imágenes Santiago Martínez. Retrato de Manuel Delgado Llorach. Gutiérrez de la Vega. Retrato de caballero Manuel Delgado Brackembury. Retrato de María Belén Delgado Llorach Manuel Delgado Brackembury. Retrato de niña
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Montañés, maestro de maestros
Catálogo de la exposición celebrada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla (29 de noviembre de 2019 - 15 de marzo de 2020). Editado por la Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía, 2019 292 páginas. 6 artículos, 58 fichas de obras y biografía. Artículos Algunas consideraciones sobre el imaginario artístico sevillano de Juan Martínez Montañés. Emilio Gómez Piñol. Maestro escultor, entallador del romano y arquitecto: los retablos de Martínez Montañés o la conveniencia de las imágenes y su ensambladura. Álvaro Recio Mir. La fama de Montañés y su escuela en Hispanoamérica. Rafael Ramos Sosa. Montañés, Pacheco y la pugna por la supremacía de las artes. Ignacio Cano Rivero. Martínez Montañés y los policromadores. Ignacio Hermoso Romero Cristo de la Clemencia. Técnica y restauración. Fuensanta de la Paz Calatrava y Carmen Álvarez Delgado.
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Casa Museo Federico García Lorca de Granada...
Casa Museo Federico García Lorca de Granada http://www.huertadesanvicente.com/ ( Nueva ventana )
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Gloria de ángeles niños
Gloria de ángeles niños Juan Simón Gutiérrez (Medina Sidonia, Cádiz, 1634 - Sevilla, 1718) Gloria de ángeles niños Óleo sobre lienzo.106 x 108 cm. Legado testamentario dispuesto por Isabel del Ojo Espeso, 2003 Tanto la técnica como el estilo recuerdan a los del pintor seguidor de Murillo, natural de Medina Sidonia, Juan Simón Gutiérrez. Aunque de estilo murillesco, sus modelos tienen cierta personalidad. Las figuras se mueven con gracia y soltura dentro de la composición, con la delicadeza y el ritmo más propios del espíritu del siglo XVIII. Se observan en la obra rasgos en los tipos físicos y detalles como los ramos de flores que llevan los ángeles, de un claro paralelismo con los de las dos únicas obras reconocidas como de Simón Gutiérrez: La Virgen y el Niño con Santos Agustinos, del Convento de la Santísima Trinidad de Carmona y Santo Domingo confortado por la Virgen y Santas Mártires, perteneciente a la colección del museo.
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80 grabados y litografías de tema sevillano
Plaza de San Francisco. John Frederick Lewis Donados por Francisco Luque Cabrera en 2016 Las 80 obras abarcan diferentes aspectos de la ciudad de Sevilla. Por una parte, vistas generales e imágenes de sus monumentos más significativos y en un segundo apartado, los más variados acontecimientos ciudadanos, como las fiestas populares más ligadas al costumbrismo pictórico u otros eventos de carácter histórico-social o político que en su momento tuvieron su reflejo en la obra impresa. Incluye obras desde los siglos XVII hasta el XX, siendo el grueso de la donación las del siglo XIX. Testimonial es la presencia de obras anteriores a 1800, como los tres grabados del libro Les delices de l'Espagne et Portugal de Juan Álvarez de Colmenar, impresos en 1707. Entre las obras del siglo XIX ofrecidas, se encuentran grabados y litografías de destacados autores tanto nacionales como extranjeros. Figuran artistas británicos como John Frederick Lewis, George Vivian y grabados sobre dibujos del pintor David Roberts para el libro The tourist in Spain de 1836, o los publicados por el mismo en su obra Picturesque Sketches in Spain: taken the years 1832-1833, que alcanzaron gran difusión y contribuyeron a popularizar la imagen de la ciudad de Sevilla en Europa y América. Igualmente, la presencia de obras de autores franceses incluye nombres significativos como Gustave Doré, ilustrador del libro Spain de Daviller (1876), alguno de los grabados para el conocido libro de Alexandre Laborde Voyage pittoresque et historique de l'Espagne, y obras de Nicolás Chapuy. Similar relevancia tuvo en el ámbito nacional la ambiciosa obra de Genaro Pérez Villaamil España Artística y Monumental, editada en París entre 1842 y 1844, de la que se incluyen tres grabados. En relación a las estampas del siglo XIX citadas, señalar que la importancia de Sevilla dentro del mundo romántico decimonónico, hace que en el panorama español su presencia sea especialmente abundante, constituyendo por tanto un apartado de destacada significación en el arte de la época, en el que los medios tradicionales de reproducción seriados tienen su máximo desarrollo hasta que la aparición de la fotografía los relega a un segundo plano. Artistas españoles y extranjeros tienen en Sevilla uno de sus puntos de referencia, y rara es la obra de viajes por España que no incluya a la ciudad entre sus estampas. Serán, fundamentalmente, autores británicos y franceses, como los citados, los que contribuyan a la difusión internacional de la imagen de Sevilla, influyendo tanto en los grabadores españoles como en los pintores sevillanos, que seguirán su ejemplo y recibirán de ellos una no despreciable influencia. El resto de la colección ofrecida en donación se divide entre obras procedentes de revistas o periódicos y un grupo de obras diversas. La prensa ilustrada adquiere en la segunda mitad del siglo XIX y a inicios del siguiente su mayor esplendor y difusión. Las mejoras técnicas que abaratan costes y facilitan la inclusión de ilustraciones en las publicaciones son responsables de este desarrollo, en el que una vez más son Londres y París las ciudades que lideran la edición de este tipo de obras, con revistas como Illustrated London News y Le Monde Ilustré, aunque en general tuvieron también gran desarrollo en otros países. En esta oferta de donación se incluyen litografías de estas revistas y ejemplos de las más destacadas ediciones periódicas impresas en España, como La Ilustración Ibérica y, especialmente, La Ilustración Española y Americana, publicaciones que contaron con frecuencia con la participación de artistas sevillanos como es el caso de Arpa o García Ramos, entre otros muchos. Finalmente, el resto de obras, mayoritariamente de autores desconocidos, corresponden a dos géneros tan destacados como son el de las vistas y monumentos sevillanos más reproducidos a nivel internacional y el del costumbrismo, reflejo de la enorme difusión que en el siglo XIX alcanzan las escenas populares, y que fueron tan relevantes en la pintura sevillana. Significativamente escasa es la presencia de obra gráfica de pintores sevillanos en los fondos del museo, importante faceta del arte local ya que tan sólo se conservan tres grabados firmados por José Arpa. La incorporación de la colección objeto de esta donación permite incluir en los fondos obra gráfica de Francisco Hohenleiter, del que se incluyen tres litografías. Este destacado pintor sevillano del siglo XX tiene en sus ilustraciones una parte fundamental de su producción, no encontrándose hasta ahora representado, ni como pintor ni como grabador. Galería de imágenes La verdadera efigie de Fernando III. Arnoldo Van Westerhout Alameda de Hércules. Luis Carlos Legrand Vista de Sevilla. Jean Crépy? Procesión del Corpus en la Plaza de San Frencisco. Edward Goodall Corrida de toros. Anónimo
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Vista de Sevilla
Vista de Sevilla Manuel García Rodríguez (Sevilla 1863 - 1925) Vista de Sevilla, 1896 Óleo sobre lienzo. 39,5 x 74,5 cm. Adquirido por la Junta de Andalucía para su depósito en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, 2005 García Rodríguez pertenece al grupo de pintores sevillanos pioneros en la pintura de paisaje conocido como la Escuela de Alcalá. Este grupo frecuentaba los aledaños y extramuros de esta localidad sevillana, cuyos rincones y vistas de las orillas del Guadalquivir convirtieron en una constante dentro de su producción. García Rodríguez, en un ejemplo típico de su obra pictórica, nos presenta un paisaje de los alrededores de Sevilla, ciudad que también representó en multitud de pinturas tomando preferentemente como tema las vistas del río y los encuadres del puerto. La obra adquirida es la primera de este autor que ingresa en la colección del museo. Imagen en alta resolución (Google Arts & Culture)
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San Jerónimo penitente en su estudio
San Jerónimo penitente en el estudio Sebastián de Llanos Valdés (Sevilla?, hacia 1605 - Sevilla, 1677) San Jerónimo penitente en el estudio, 1665 Óleo sobre lienzo. 107 x 81 cm. Adquirido por la Junta de Andalucía para su depósito en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, 2004 Fechada en 1665, por su técnica y estilo puede considerarse un buen ejemplo de la calidad técnica alcanzada por la producción del pintor sevillano en su etapa de madurez, en la que queda patente el influjo de Bartolomé Esteban Murillo. Sobre un fondo de paisaje, el santo aparece de medio cuerpo con el torso desnudo y el capelo cardenalicio sobre las ramas del fondo, apenas perceptible en la esquina superior izquierda. Una serie de atributos lo identifican como doctor de la Iglesia ya que fue el traductor de la Biblia a varios idiomas y exégeta. Los libros, las gafas, el tintero y la pluma nos revelan su actividad intelectual. El crucifijo y su rostro, nos indican la devoción de la oración y el arrrepentimiento del santo. Imagen en alta resolución (Google Arts & Culture)
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Historia
El Museo de Bellas Artes de Sevilla fue fundado como "museo de pinturas", por Real Decreto de 16 de septiembre de 1835, con las obras procedentes de conventos y monasterios desamortizados por el gobierno liberal de Mendizábal. Se sitúa en la plaza del mismo nombre, ocupando el antiguo Convento de la Merced Calzada, fundado en unos terrenos cedidos por Fernando III tras conquistar Sevilla. El edificio que hoy contemplamos debe su organización general a las transformaciones realizadas en las primeras décadas del siglo XVII gracias al impulso de Fray Alonso de Monroy, general de la Orden desde 1602. El arquitecto y escultor Juan de Oviedo y de la Bandera presentó en 1603 las trazas e instrucciones para la construcción, que se inició con el derribo del antiguo edificio mudéjar. En 1612 se concluyó el templo y casi medio siglo después el resto de la fábrica, configurándose así una de las más bellas muestras del manierismo andaluz. Desde su fundación como museo, el edificio ha experimentado tres grandes intervenciones. La primera, entre 1868 y 1898, con la restauración de las arquerías y muros del primer piso, solado de los claustros y su alicatado con azulejos procedentes de conventos desamortizados. La segunda, entre 1942 y 1945, con la apertura del Patio de las Conchas en el espacio de la antigua sacristía y el traslado de la fachada principal de la antigua portada barroca a la calle Bailén. La tercera, iniciada en 1987 y culminada en 1993, se desarrolló en varias fases con el objetivo de lograr una rehabilitación total del edificio y su adecuación a las múltiples exigencias de la moderna museografía. Claustro del Aljibe De planta ligeramente trapezoidal, cuenta con tres niveles con galerías de arcos de medio punto que alternan espacios cerrados y abiertos Estaba dedicado esencialmente a la vida doméstica ya que en él estaban situados los lugares de habitación y vivienda de los religiosos. En el centro hay un aljibe que recogía el agua de lluvia para suministro del convento. Actualmente está decorado con azulejería procedente de conventos exclaustrados. Destaca la Virgen del Rosario de Cristóbal de Augusta, en la que María protege bajo su manto a varios santos, según modelo iconográfico gótico de la Virgen como protectora que, más tarde, adoptará Zurbarán en la Virgen de las Cuevas expuesta en la sala X. Claustro de los Bojes Representa una elaboración más esmerada que el Claustro del Aljibe ya que fue antesala del refectorio, actual sala II. Ofrece un variado repertorio ornamental. Los entrepaños de la segunda planta tenían decoración pictórica, hoy desaparecida. Podemos admirar en él la Portada de la capilla del Castillo-palacio de la Calahorra (Granada), realizada en lenguaje renacentista por Egidio de Grandia. También, el Frontal de altar cerámico dedicado a las santas Justa y Rufina, realizado por Hernando de Valladares hacia 1600, y el panel de la Inmaculada Concepción y monjas de la Orden Mercedaria, concebido como un cuadro. Claustro Mayor Resulta el claustro más majestuoso de todos. Fue trazado por el arquitecto Juan de Oviedo siguiendo modelos italianos, como así lo atestigua la doble columna sobre plinto elevado de su planta inferior. En 1724 Leonardo de Figueroa transformó su planta superior, que queda con una balconada entre pilastras gemelas de orden jónico y entablamento continuo. Estaba decorado con el ciclo pictórico encargado a Francisco Pacheco y Alonso Vázquez en el que se narraba, de manera didáctica, la historia de la Orden Mercedaria. De esta amplia serie, cuatro cuadros, dos de cada pintor, se exponen, afortunadamente, en la sala III del Museo. Escalera imperial Constituye, junto a los tres patios y la iglesia, el núcleo de la construcción. Su situación centrada, lejos del área de acceso del edificio, pone de manifiesto su finalidad de uso íntimo y privado en la vida cotidiana del convento. Con doble arranque en sus dos tramos, la escalera consta de dos cuerpos coronados por una cúpula octogonal sobre trompas. Estaba ricamente decorada con un interesante programa iconográfico mariano, hoy prácticamente desaparecido. La acertada composición de esta escalera y su belleza plástica la convirtieron en el origen de un modelo que alcanzó gran difusión en Iberoamérica. Iglesia La iglesia es un ejemplo de sobriedad arquitectónica, de planta de cruz latina formada por una nave y un crucero. De su antiguo esplendor, consistente en el coro a los pies y ricos retablos, desafortunadamente desaparecidos, solo se conserva la decoración pictórica de las bóvedas, cúpula, entablamentos y pilastras, realizada en el siglo XVIII por Domingo Martínez. Su iconografía muestra una fastuosa exaltación de la orden mercedaria en relación con su misión principal: la liberación de cautivos. Esta intención se advierte también en la presencia alegórica en la cúpula de jueces y reyes del Antiguo Testamento, liberadores del pueblo de Israel. Actualmente es la sala más emblemática del museo pues acoge los grandes cuadros de altar de los más importantes pintores del barroco sevillano como Herrera el Viejo, Roelas, Zurbarán, y las pinturas que Murillo realizó para el Convento de Capuchinos de Sevilla. Claustro de los Bojes Galería de imágenes Arco de acceso al Patio del Aljibe Cúpula de la escalera Patio de las Conchas Patio de los Bojes Escalera imperial La antigua iglesia Claustro mayor Patio del Aljibe La fachada Patio del Aljibe
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Virgen con el Niño
Virgen con el Niño Francisco Niculoso Pisano (hacia 1480 - hacia 1529) Azulejo polícromo, Hacia 1520-1529 Mayólica italiana, 18,5 x 18,5 x 2,5 cm Colección Junta de Andalucía Comentario La Virgen, de medio cuerpo, brota de una corola con el niño en sus brazos. Ambos están rodeados por dos ramas de hojas y flores que terminan en racimos de bayas siguiendo la metáfora que contempla a María y a su hijo como las flores más selectas del género humano. El pequeño formato de esta obra no es obstáculo para que se trate de una obra de excepcional calidad, plena de naturalidad y humanidad, con un colorido escaso en variedad pero de vistoso efecto cromático, que evidencia el alto dominio técnico de su autor. Está dibujado en color azul muy oscuro con una línea fina. Se trata casi de un dibujo coloreado más que de una pintura. La luz proviene de la parte superior izquierda quedando más o menos sombreadas las zonas opuestas, lo que dota a la composición de una volumetría muy verosímil. El azul, oscuro o diluido en celestes más claros, lo utiliza para la línea del dibujo y para proyectar las sombras. Francisco Niculoso, el Pisano, fue el primer artista que fuera de su Italia natal aplica la pintura cerámica polícroma a los azulejos planos y que al establecerse en Sevilla antes de 1498, convierte esta ciudad en foco de la vanguardia cerámica de Europa. Esta forma de trabajar los vidriados, inventada en Italia a finales del siglo XV, permite pintar con pincel sin que los pigmentos se confundan. Sobre esmalte blanco, los pigmentos-colores se aplican y combinan como los del temple o los del óleo.
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Murillo y los capuchinos de Sevilla
Catálogo de la exposición "Murillo y los capuchinos de Sevilla" celebrada en el Museo de Bellas Artes de Sevilla (28 de noviembre de 2017 - 1 de abril de 2018). Editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 2017. 245 páginas. 5 ensayos, catálogo, bibliografía y exposiciones. Ensayos Los capuchinos y Sevilla (1627 - 1835). Miguel Ángel Cerquera Hurtado y Jaime Galbarro García. Las pinturas de Murillo para el convento de Capuchinos. Ignacio Cano Rivero. Copiando a Murillo: la serie para el convento de Capuchinos de Sevilla. Ignacio Hermoso Romero. "El jubileo de la Porciúncula": historia de una recuperación. María del Valme Muñoz Rubio. Docmentos para la historia del convento de los capuchinos de Sevilla. Miguel Ángel Cerquera Hurtado y Jaime Galbarro García. Más información
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