Del arte medieval al primer Naturalismo
En el recorrido de las primeras cuatro salas del museo asistimos al nacimiento del arte sevillano tras la conquista de la ciudad a los musulmanes por el rey Fernando III el Santo, desde la introducción de la cultura medieval cristiana hasta el momento anterior a la llegada del Barroco.
Las pinturas de la sala I presentan características comunes como el sentido decorativo, el gusto por el detalle, el uso del dorado en los fondos, las figuras ensimismadas y amables o la falta de perspectiva. La construcción de la catedral favorece el nacimiento de una escuela local que en escultura está representada por Lorenzo Mercadante y su discípulo Pedro Millán, que crearon sus obras en barro siguiendo la tradición local.
Ya en el siglo XVI, el comercio con América supone el florecimiento económico, social y cultural de Sevilla. Esto va a permitir el patrocinio de importantes actividades artísticas y la llegada de artistas extranjeros, fundamentalmente flamencos e italianos. El Renacimiento es introducido en la pintura por el artista Alejo Fernández que crea una escuela en la que se forman la mayoría de los artistas locales. En escultura la novedad llega con el italiano Pietro Torrigiano, referente para la imaginería sevillana posterior con obras como el magnífico San Jerónimo. La sala II muestra también obras importadas de varios artistas flamencos como Martín de Vos o Frans Francken y dos obras maestras de El Greco y del alemán Lucas Cranach.
En la sala III se presenta la pintura de las últimas décadas del siglo XVI en la que destacan Luis de Vargas, formado en Italia, y Alonso Vázquez, pintor que revitaliza el panorama sevillano. Muy importante es el papel de Francisco Pacheco, más como pintor teórico y por su taller, en el que se formaron Herrera el Viejo, Velázquez y Alonso Cano. Vemos también cuatro obras de la serie de cuadros pintados por Pacheco y Vázquez para este edificio cuando era Convento de la Merced Calzada. Narran la historia de la orden mercedaria y de sus principales miembros, el fundador san Pedro Nolasco y san Ramón Nonato.
A comienzos del siglo XVII aparece en la pintura sevillana una tendencia naturalista que terminará imponiéndose. De este modo, en la sala IV se muestran obras que evidencian lo anterior. Así, encontramos obras de artistas fundamentales como Roelas, pintor que introdujo el sentimiento y la observación del natural. Se ve en su Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, obra de colorido más natural, formas menos perfiladas y luminosidad contrastada. Supone un acercamiento a lo inmediato y lo anecdótico como puede verse en el detalle de los objetos inanimados. También destaca en la sala la obra temprana de los discípulos de Pacheco: su yerno Velázquez y Alonso Cano, quienes pronto superarán al maestro.
Respecto a la escultura, se presenta el tema iconográfico del Niño Jesús exento que tanta fortuna tuvo desde el modelo que creara Martínez Montañés.
Salas 1 a 4