Las Colecciones

Propuestas de recorrido

SALA I
Un nuevo orden, un nuevo arte

 

Con la caída del reino nazarí, Granada entra en la órbita del arte cristiano occidental. El nuevo orden político, social y religioso precisaba imágenes y símbolos que  lo identificaran. Para satisfacerlos, los nuevos pobladores tuvieron que recurrir a la importación de obras de arte y de artistas foráneos, algunos de los cuales se establecerían definitivamente en Granada, sentando las bases sobre las que surgirán los primeros artistas netamente granadinos de la siguiente generación.

La primera sala, que abarca desde finales del siglo XV hasta la primera mitad del siglo XVII, concentra una gran diversidad de estilos y responde con ello a la propia historia de la ciudad. En ella conviven, ordenadamente, obras importadas, como el Tríptico del Gran Capitán y alguna tabla hispanoflamenca, con obras realizadas por los artistas foráneos como Francisco Chacón, Ruperto Alemán, Jacobo Florentino, Diego de Siloé, Juan de Aragón, Pedro de Raxis, Sánchez Cotán y Vicente Carducho. De Juan de Orea y Francisco Sánchez se recupera parte de la sillería de coro de Santa Cruz la Real. Destaca sobre todo el espectacular grupo escultórico del Santo Entierro en madera policromada y dorada, obra de Jacobo Florentino, procedente del Real Monasterio de San Jerónimo.

 

SALA II
Alonso Cano, pintor y escultor

 

Esta sala está dedicada monográficamente a Alonso Cano (1601-1667), el artista granadino por excelencia, coetáneo y amigo de Velázquez  y de tantos otros grandes de su tiempo. Su obra se separa de la de sus contemporáneos: aunque barroco por cronología, él no incorpora a su obra elementos tan característicos de este período como los contrastes acusados de luces y sombras, las composiciones abigarradas o el movimiento exagerado como elemento diferenciador. Por el contrario, se basa en los principios clásicos de sobriedad y equilibrio compositivo, influido sin duda por el conocimiento de la colección de escultura clásica del rey Felipe IV y su rica colección de pintura, donde Cano se fijó de forma especial en los venecianos y, entre ellos, en Tiziano.

 

SALA III
Los seguidores de Alonso Cano

 

La fuerte impronta de Alonso Cano marcó con el signo de lo "canesco"  todo el desarrollo de la pintura granadina de la segunda mitad del siglo XVII.  En la sala están presentes sus mejores seguidores, como Pedro Atanasio Bocanegra, Juan de Sevilla, Pedro de Mena y José de Mora, junto a otros menos conocidos, como Pedro de Moya y Felipe Gómez de Valencia. Cierran el ciclo las obras del también pintor y escultor José Risueño, último exponente destacable de lo canesco, que nos introduce en el siglo XVIII.

 

SALA IV
Pintura profana del siglo XVII

 

La  pintura de carácter profano, aún siendo menos frecuente en la España de aquella época que la de tema religioso, gozó de gran estima en los ambientes cortesanos. Este paréntesis temático invita a una breve reflexión sobre otra vertiente de la pintura, en la que tienen cabida una gran diversidad de temas, como el alegórico, el paisaje, el retrato, la pintura de género y, como no, las naturalezas muertas.

 

SALA V
El siglo XIX

 

El siglo XVIII es la época menos interesante para el arte  en Granada. Ya entrada la segunda mitad del siglo XIX empieza a recuperarse, con algunas figuras interesantes como Manuel Gómez-Moreno González. Otros artistas locales, como José Larrocha, Juan Bautista de Guzmán o Ruiz de Almodóvar ilustran con sus obras las preferencias de la burguesía por otros temas como el retrato, el paisaje o las escenas de género, más apropiados para la decoración del ambiente doméstico.

 

SALA VI
Granada como tema

 

Granada, como otras ciudades andaluzas, ejerció  una enorme  atracción sobre  multitud de artistas y literatos que, precedidos por los relatos de los viajeros románticos, fomentaron el mito creado en torno a Granada y su pasado. Esta faceta proporcionó a la ciudad un nuevo esplendor. Por ello, este espacio se dedica en exclusiva a aquellas obras que tienen Granada como tema, abarcando el periodo de mayor proliferación: desde  la llegada de los viajeros románticos, hacia 1830, hasta un siglo después.

 

SALA VIII
El resurgir del siglo XX

 

Los artistas nacidos en las últimas décadas del siglo XIX serán los artífices del despertar artístico de la ciudad, llegando a alcanzar reconocimiento a nivel nacional e internacional. Al trío formado por José María Rodríguez-Acosta, José Mª López Mezquita y Gabriel Morcillo se  le une el escultor Juan Cristóbal González Quesada

 

SALA IX
Arte contemporáneo

 

La última sala es prolongación de la anterior aunque se centra fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XX. Agrupa a artistas que, nacidos en los últimos años del siglo XIX, como Ismael González de la Serna o Manuel Ángeles Ortiz, o en las primeras décadas del XX, como Manuel Rivera o José Guerrero, apostaron decididamente por la apertura de su arte a las corrientes artísticas renovadas