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San Juan Evangelista en la isla de Patmos

Alonso Cano (Granada, 1601 - 1667)
Óleo sobre lienzo
132 x 100 cm
Hacia 1645

Procedencia

Desconocida

Comentario

Es considerado réplica de otros de idéntica composición, pero de mayor tamaño, como el que se conserva en el Museo de Budapest. Cano debió pintarlos hacia 1650, justo antes de volver a Granada. Representa el momento en que el evangelista Juan, que se había exiliado en la isla de Patmos donde escribe el Apocalipsis, tiene la visión que narra en el propio libro: "Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol, la luna bajo los pies y en la cabeza una corona de doce estrellas. Estaba encinta y gritaba de dolor en el trance del parto, apareció otra señal en el cielo: un dragón rojo enorme, con siete cabezas y diez cuernos y siete turbantes en las cabezas. Con la cola arrastraba un tercio de los astros del cielo y los arrojaba a la tierra".


No es la primera vez que Cano aborda este tema, ya en su época sevillana, y quizá muy influido aún por su maestro Pacheco y su compañero Velázquez, realizó el retablo dedicado al evangelista en la iglesia de Santa Paula de la ciudad hispalense, ahora disperso en distintas colecciones y museos.


Debió servirse de diversos grabados para componer nuestra obra y en ella, aunque continúa  respetando los preceptos iconográficos de Pacheco a la hora de representar al santo, denota la asimilación del colorido de los venecianos y la evolución de su pintura, ahora mucho más equilibrada, huyendo de las excesivas inflexiones de la luz y creando puntos de atención focal a través de la gradación del color.