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Atardecer en Granada (1898)

10/10/2024

En nuestra labor de colaboración con otras instituciones, hemos prestado a la Universidad de Granada una de las obras más singulares del Museo, El jardín abandonado del Palacio de Víznar de Santiago Rusiñol, con el objeto de integrar una próxima exposición temporal en el Crucero Bajo del Hospital Real.

En su lugar, como obra de sustitución, hemos decidido colocar el otro Rusiñol integrante de nuestra colección, Atardecer en Granada (1898), obra realizada en colaboración con Thomas Francis Wallis Markland. Una joya de pequeñas dimensiones que por supuesto cumple con el requisito de todos los cuadros integrantes de la Sala VI del Museo de Bellas Artes de Granada: mostrar una escena ambientada en nuestra ciudad.

Wallis Markland fue uno de los últimos pintores ingleses que pasó por la Granada romántica de finales del XIX y principios del siglo XX. Se trata, sin embargo, de uno de los autores más desconocidos. Nada se sabía de su trayectoria, aunque recientemente se le ha identificado con el pintor Frank Hind, que cambió su nombre por el de Thomas Francis Wallis Markland a partir de 1904. Antes de viajar a España reside en París, donde probablemente conoce a Rusiñol y su obra, circunstancia que le anima a viajar a Granada, donde se reencuentra con el pintor catalán, como demuestra este dibujo firmado por ambos. Aquí estableció lazos con los pintores locales de la última generación decimonónica y los jóvenes pintores que empezaban a crecer con el siglo.

Sus dibujos y pinturas se muestran deudores de la influencia simbolista de Rusiñol, repleta de paisajes evocadores. La mayoría de la obra que conocemos de Wallis Markland es dibujo, fundamentalmente témpera y pasteles sobre papel, como este que nos ocupa. Resulta muy interesante el uso que hace del propio soporte, con una técnica de acuarelista, en la que el color del papel, en este caso gris azulado, sustituye a los pigmentos. Estas gamas frías del papel y de los colores que vemos en primer término van virando hacia las gamas más cálidas del horizonte. Es difícil saber qué parte del dibujo corresponde a Wallis Markland y cuál a Rusiñol. Sin embargo, comparando éste con otros dibujos similares del inglés, en los que destaca la ausencia de personajes, deducimos que la mujer melancólica que contempla el atardecer podría haber sido dibujada por Rusiñol. 

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