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Julio Romero de Torres en el Museo de Bellas Artes de Córdoba. Vídeo divulgativo
09/11/2020
Con motivo del noventa aniversario del fallecimiento de Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) en 2020, el Museo de Bellas Artes de Córdoba realiza un recorrido a través de su obra conservada en el museo que le vio nacer, crecer, formarse y triunfar en el mundo artístico de la España de fines del siglo XIX y comienzos del XX. El grueso de la obra que atesora el museo del genio cordobés forma parte de la Colección Romero de Torres, adquirida por la Junta de Andalucía en 1988 a María Romero de Torres Pellicer, su hija menor. Esta colección reúne el patrimonio doméstico, artístico y documental de la familia Romero de Torres, formado por un conjunto de bienes muebles de distinta tipología, desde pinturas, dibujos, esculturas, piezas arqueológicas, cerámicas y fotografías, hasta obras de documentación y bibliográficas. El origen de la colección pictórica se remonta a Rafael Romero Barros, que aportó gran parte de su obra, incrementada posteriormente por la de los diferentes miembros de la familia dedicados a la pintura, sus hijos y nietos, y a través de adquisiciones y donaciones de otros autores.
La mayor parte de la obra de Julio Romero fue donada al Ayuntamiento de Córdoba tras la muerte del pintor para formar el museo monográfico del artista, si bien, su viuda e hijos conservaron varias obras del mismo, que pasaron al Museo de Bellas Artes de Córdoba cuando se produjo la adquisición de la Colección por la Junta de Andalucía. Son obras de la primera época del pintor, de su inicial etapa de realismo social postromántico y de influencia lumínica, en los comienzos del siglo XX y algunas de su etapa madrileña.
Julio fue el menor de los hijos varones de Rafael Romero Barros y como la mayoría de sus hermanos, en particular Rafael y Enrique, desde muy joven acudió a la Escuela Provincial instalada, al igual que el museo, en el recinto del antiguo Hospital de la Caridad. Su infancia se desarrolló en un ambiente familiar favorable a los valores culturales, en especial al ejercicio de la pintura. Con solo catorce años, en 1888 recibiría una medalla en un certamen convocado por la Escuela Provincial de Bellas Artes y un año después una mención honorífica en otro certamen convocado por el Ateneo. Su primera obra conocida es una Cabeza de árabe, de 1889, de una colección particular. Obra que guarda similitudes con la conservada en el museo, Tipo árabe con caballo, interesante estudio de figura humana, en grandes pinceladas, que fijarán los conceptos estéticos del joven Romero de Torres. De estos primeros comienzos es también el lienzo Flores, de motivos florales inspirados en el jardín de la vivienda familiar y el Retrato de Francisca Pellicer, con la que contrajo matrimonio en 1899.
De su etapa de influencia lumínica sorollista es una tabla ambientada en la entrada del jardín de la vivienda familiar titulada Pereza andaluza, del año 1900, de semejanzas compositivas y de tratamiento del color y la luz con La siesta, de una colección particular, y con Mal de amores, una de las obras emblemáticas del museo. En ella, bajo el pretexto del desengaño amoroso, que confiere al lienzo un cierto tono melancólico, con un maravilloso tratamiento del claroscuro, realiza una alegoría de las tres edades de la mujer y sus distintas actitudes ante el amor. Por algún motivo, Julio Romero nunca quiso desprenderse de esta obra, pasando al museo desde su estudio en la vivienda familiar.
Pero antes de esta obra, hay otras relacionadas con el viaje que realizara a Marruecos en 1903, Calle de Tánger y Escena árabe de mercado, donde destaca el interés por los efectos de la luz sobre los objetos, con pinceladas sueltas, siguiendo las tendencias de la época. De 1904 es el Retrato de Bendición Sánchez, uno de los mejores retratos de sus primeros momentos. De 1912 es su obra Machaquito como apoteosis del toreo cordobés, concebido como un homenaje a los tres califas del toreo cordobés. Con idéntico porte, este torero fue llevado también a su obra maestra de este momento: La Consagración de la Copla, del que el museo conserva algunos bocetos, así como de algunas otras obras, como los Retratos de la familia Besabé y la familia Casana, La señora de Casanueva, Socorro Miranda, María Millanes y un lienzo en cuya iconografía se incluye una versión de La Chiquita Piconera que tiene como protagonista a Elena Pardo, la tiple que fue la mayor musa de sus últimos años madrileños.
Hacia 1916, afincado en Madrid, realizó dos lienzos en los que trataría de emular a Valdés Leal, según el gusto de la época. Se trata de una Cabeza cortada de San Pablo y una Cabeza femenina como mártir degollada. También de su etapa madrileña es Mujeres sobre mantón, fragmento de una obra sin terminar con una iconografia relacionada con su cuadro Las Jugadoras, realizado en 1923 para un estanco madrileño de la calle de Alcalá.
A lo largo de su trayectoria, Romero de Torres tuvo ocasión de realizar carteles con distintos fines, especialmente para anunciar las fiestas de su ciudad natal. Esta actividad tuvo su momento más significativo en los primeros años del siglo XX. Realizó varios y no sólo de Córdoba, sino de otras provincias. Destaca un Original para cartel con figuras femeninas, del año 1902, que debió realizarse para anunciar una corrida de toros en Valencia. También el original para el cartel de Dora la Cordobesita, de hacia 1915. Convertida en emblema de la belleza de la mujer cordobesa, Julio Romero de Torres realizó varios retratos a esta famosa diva local, haciéndola protagonista de alguno de sus cuadros, pasando a ser la imagen oficial del anís La Cordobesa.
De su faceta como dibujante, destacan más de una treintena de dibujos conservados en el museo, todos pertenecientes a los fondos adquiridos a la familia. Realizados a lápiz sobre papel o cartón, se agrupan en dos series. Una de ellas constituida por apuntes y copias de cuadros de pintores clásicos, como Tiziano o Goya, y otra formada por bocetos, apuntes y estudios preparatorios para algunos de sus cuadros más famosos, así como estudios y apuntes de retablos de algunos conventos sevillanos y el del Carmen Calzado de Córdoba. Se conservan también una serie de dibujos copiados de los realizados por su hermano Rafael para ilustrar Córdoba monumental y artística, obra manuscrita de su padre.De sus primeros momentos creativos es el dibujo Mujeres y canastero, ejemplo de la similitud estilística existente entre él y su hermano Rafael. Otro es el denominado Ribera (junto a los barandales), que reproduce un paisaje urbano cordobés y una serie de obras encontradas en un Álbum para ejercicios de inspiración, de uso compartido entre Julio y su hermano Enrique, donde recopilaron imágenes impresas de otros autores sacadas de revistas que utilizaron para inspirar sus creaciones. De este álbum destacamos el dibujo denominado Mujer entre flores, de hacia 1903-1904, copia de una obra del mismo nombre del pintor checo Ludwig Marold.
Aparte de la Colección Romero de Torres, en la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Córdoba figura otra obra de Julio Romero de Torres pertenenciente a la Colección de Ángel Avilés. Se trata del óleo y temple sobre lienzo, realizado hacia 1910, titulado Viernes Santo, con la mujer nuevamente como protagonista y cargado de fuerte simbolismo.