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Arqueta mudéjar. DE302B

Madera. Taracea.

68 x 85,5 x 30 cm

1450-1500

Procedencia

Toledo

Comentario

Esta pequeña pieza de mobiliario en forma de caja rectangular y con dos asas laterales, está provista en su interior de tres estructuras rectangulares de menor tamaño, sujetas a las paredes laterales y trasera mediante bisagras que, a su vez, alojan un total de catorce cajones pequeños, algunos de ellos con iniciales pintadas en la parte superior (D, M, B, O, L, N, G, etc.), lo cual podría avalar su uso como arca de boticario ya que las letras podrían indicar las drogas que contenía cada cajón.

Presenta en el interior una profusa decoración geométrica realizada mediante la técnica de taracea, en la que predominan los motivos del damero y la espiguilla. La roseta central del interior de la tapa es un añadido posterior, probablemente del siglo XVIII, así como la cerradura. La decoración del exterior de la arqueta no es tan abundante y se concentra en los paneles laterales mientras que en el panel frontal se aprecian dos pequeñas cartelas rebajadas y decoradas con el mismo motivo de espiguilla. Destaca como curiosidad decorativa la presencia de un tablero de ajedrez en la parte exterior de la tapa.

Las arquetas representan una variante, en menor tamaño, de las arcas-cajas y se caracterizan por estar provistas de pequeños apartados en su interior, reservados para guardar objetos pequeños y de valor (dinero, joyas, etc.). Mientras que las de mayor tamaño se destinaban al almacenaje en la casa, las de menores dimensiones, como ésta, estaban destinadas a ser transportadas y usadas como contadores de viaje o maletín de farmaceútico. Más adelante, las arquetas domésticas evolucionaron hacía los bargueños, dotándose de una mesa sobre la que elevarse y colocando los cajones en la parte frontal. Probablemente, este ejemplar fue usado en el desempeño del trabajo propio de comerciantes, banqueros o recaudadores de impuestos o de boticarios, profesiones todas ellas, por cierto, desempeñadas habitualmente por musulmanes o judíos conversos en la España cristiana del siglo XV.

Este ejemplar de pequeño mobiliario es representativo de la maestría alcanzada por los ebanistas y carpinteros mudéjares en la aplicación de la técnica de la taracea, consistente en la incrustación de maderas ricas y de variados colores (ébano, sándalo, limonero, etc.) sobre la madera del propio mueble. Fueron las ciudades de Granada y Toledo las que destacaron en la labra de la madera y en la técnica de la taracea y desde ambos enclaves se difundieron ejemplares de mobiliario por toda Europa.

Existe un ejemplar parecido en la Hispanic Society of American y otro igual pero de menor tamaño en el Museo de Bremen (Alemania).

Esta pieza está expuesta en la sala III de la planta semisótano.