Las Colecciones
Una parte importante de la colección estable ingresó en los inicios del museo. Los fondos más significativos procedían del Museo de Bellas Artes y del Museo Arqueológico de Sevilla, tanto por la calidad como por la cantidad aunque hoy día tienen poco peso en la exposición permanente del museo al tratarse de colecciones que no pueden considerarse como etnográficas.
La generosidad de los sevillanos fue ejemplar, en aquellos primeros años de formación de las colecciones del museo, continuando así hasta hoy. Esta contribución ha completado muchas lagunas en los fondos de textiles, herramientas agrícolas, utillaje doméstico o instrumentos musicales, que han ido enriqueciendo el discurso expositivo del museo.
El ingreso de mayor envergadura procede de una donación particular que se produce el año 1979: el legado Díaz Velázquez. Se trata de una de las mejores colecciones de bordados y encajes conocidas en Europa. Por sí misma podría constituir un museo monográfico independiente, con sus casi 6.000 piezas.
El apartado de los depósitos arroja un balance muy positivo, ya que el Ayuntamiento de Sevilla decide encomendar al museo la custodia de su colección de Originales de Carteles de las Fiestas Primaverales de Sevilla. Desde la fecha de su presentación en las salas del museo, la colección ha viajado con frecuencia por Europa y Japón, y las dos ediciones de su catálogo se han agotado rápidamente. Años después, la Consejería de Cultura adquirió y depositó en el museo la colección Mencos, la más completa de todas las que se conocen de litografías y fotocromías de carteles de Feria y Semana Santa, que es el complemento ideal de esta colección.
Pero el recurso más idóneo para el incremento de las colecciones de los museos etnográficos es la investigación etnográfica y el trabajo de campo que permite una recogida de material sistemático y significativo. El proyecto de investigación más ambicioso fue el de Cerámica Popular Andaluza. Éste fue adquiriendo envergadura conforme avanzaba, de forma que se vio con claridad la conveniencia de ir recogiendo, junto a los datos de la investigación, las piezas que fabricaban los todavía más de cien alfares andaluces que iban a ser estudiados. De este modo empezó a reunirse la colección de Cerámica Popular Andaluza que hoy posee el museo, seguramente la más completa de toda Europa, junto a la que conserva el Museo de Hamburgo.
También dieron fruto una serie de trabajos de campo que se habían ido desarrollando para acopiar fondos, produciéndose una serie de donaciones en cadena: el taller de tonelería donado por Claudio Bernal, el último tonelero de Sevilla, recogido por la investigadora Carmen Ortiz; el taller del constructor de guitarras Francisco Barba, que había documentado Andrés Carretero; el taller del maestro Filigrana, constructor de palillos ya fallecido; o el taller de dorador que previamente había documentado en sus investigaciones Esther Fernández de Paz. Actualmente se exponen ocho talleres.
Entre las incorporaciones más significativas de las últimas décadas destacan la adquisición por parte de la Consejería de Cultura de la Colección Loty, formada por más de 2.000 placas fotográficas de cristal que registran una multitud de detalles de las ciudades y la vida andaluzas desde el comienzo de este siglo hasta 1936.
Asimismo, es importante la adquisición en 2001, por parte de la Dirección General de Museos de la Consejería de Cultura, de la colección etnográfica Allepuz, que consta de 168 piezas de distintos materiales y carácter etnográfico. Otras colecciones que la Consejería de Cultura ha adquirido recientemente para el Museo son las colecciones de juguetes de Carmen Contreras y de José Castro Segura, y la colección de Adrián González, de más de 6300 postales de principios del siglo XX.