Obras Singulares
Pila con inscripción
Procedencia
Comentario
La pieza Ingresó en el museo en 1850, entregada por la Comisión Provincial de Monumentos, por lo que formaría parte de la colección fundacional del museo. Según consta en el libro de registro, fue trasladada al colegio de la Asunción (primera de las sedes del museo), habiendo sido expuesta en una de las salas del Palacio de Páez de Castillejo.
La función de esta pieza y su inscripción ponen de manifiesto la importancia que el agua tiene en la cultura andalusí. Es un bien que no solo sirve de sustento en numerosos aspectos de la vida cotidiana: limpieza, preparación de alimentos y bebida. Es imprescindible para poder realizar las abluciones antes de los rezos y es también un preciado bien para el disfrute y el esparcimiento. Basta con recordar los jardines, acequias y fuentes descritos en los poemas y otros documentos epigráficos de la época y que poco a poco se han ido materializando en las numerosas intervenciones arqueológicas realizadas en nuestra ciudad: baños, salas de abluciones y albercas de posibles jardines y almunias, que se han ido recuperando y estudiando.
Pero frente a estas grandes construcciones relacionadas con el agua, también conservamos objetos de dimensiones más modestas: fuentes y pilas. A este último grupo pertenece esta pieza que tiene otros paralelos en el Museo Arqueológico de Córdoba, como la procedente de la almunia de al-Rummaniya, con decoración en relieve que une motivos vegetales y geométricos. Todos estas piezas son un exponente más del alto grado de desarrollo artístico que alcanzó el arte en Córdoba en época andalusi.