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35 años de intervenciones arqueológicas en el CM Alcazaba de Almería

Artículo de blog/ Jornadas Europeas de Arqueología 2022

El 3 de junio de 1931, con la declaración de Monumento histórico artístico, el gobierno de la II República reconoció los valores patrimoniales de la Alcazaba de Almería. Esta declaración parecía augurar un futuro diferente para la fortaleza, la cual quedó marginada y abandonada tras la decisión de la reina Isabel II de desmantelar y derruir las murallas de Almería en 1855. Tan solo la instalación de una estación radiotelegráfica para comunicar la Península con Melilla, despertó el interés del Cuerpo de Ingenieros Radiotelegráficos, además de estudiosos y curiosos que pasaban por la ciudad.

A pesar de dicho reconocimiento, en 1933 el Patronato de Turismo de Almería denunció ante la Dirección General de Bellas Artes el estado de abandono que seguía mostrando la Alcazaba. Es por ello que en abril de 1934 el arquitecto conservador de Monumentos de la sexta zona, Leopoldo Torres Balbás, visitó la Alcazaba para emitir un informe de inspección sobre su estado, y en el que instaba a "excavar algunos lugares, singularmente el segundo recinto, donde parece estuvo el palacio o vivienda" (Garzón, 2015: 591). No obstante, el estallido de la Guerra Civil interrumpió esta labor de investigación, y no sería hasta los años cuarenta, finalizada la guerra, cuando se impulsó la recuperación turística de la Alcazaba a través de su restauración, gracias a Francisco Prieto-Moreno, Arquitecto Conservador de Monumentos Nacionales de la Séptima Zona (Granada, Málaga, Jaén, Almería, Ceuta y Melilla).

Con la llegada de Prieto-Moreno comenzaron las primeras intervenciones arqueológicas. Sin embargo, se trataban más de exploraciones que de excavaciones arqueológicas, ya que no aplicaban metodología científica alguna. De ahí que prácticamente sirvieran para recuperar objetos arqueológicos. De hecho, la única información que se dispone de esta época son algunas fotografías de las excavaciones, y un levantamiento topográfico mandado realizar en 1955 por Fernando Ochotorena, primer director de la Alcazaba, quien, además de realizar diversas labores de limpieza, excavación y documentación durante los años 50 y 60, también elaboró distintas publicaciones científicas sobre los objetos recuperados en las excavaciones de aquellos años.

Por tanto, no será hasta los años ochenta con el traspaso de las competencias en materia de cultura a la Junta de Andalucía por parte del Estado, cuando se lleven a cabo las primeras intervenciones arqueológicas con metodología científica.De esta forma, en el año 1987 se iniciaron las primeras intervenciones de limpieza, obras de mantenimiento e investigación, con una primera recuperación y clasificación de la documentación histórica y arqueológica del Monumento, y el estudio y clasificación de materiales arqueológicos, que dio lugar a la elaboración de un inventario.

Pero será ya en 1989 cuando se desarrolle una labor científica propiamente dicha centrada en el área de palacio del segundo recinto con el objetivo de fundamentar científicamente los trabajos de consolidación y restauración de los restos arqueológicos de este recinto, además de proporcionar información para una mayor comprensión de la funcionalidad y evolución histórica del monumento.

Sin embargo, este impulso investigador se paralizó como consecuencia de la falta de investigación previa, por lo que en la década de los noventa las intervenciones arqueológicas se vincularon a las obras para la dotación de las redes generales de infraestructuras básicasy a las remodelaciones de los jardines del primer recinto, que mostraban un evidente deterioro por el paso del tiempo. Así, entre los años 1993 y 1996 se realizaron diferentes actuaciones arqueológicas que mostraron datos de gran interés para el conocimiento histórico de la fortaleza en esos momentos.

En las actuaciones de apoyo a la restauración, desarrolladas en 1993, se localizó un área de viviendas en el primer recinto, anexo a la muralla norte, que venía a demostrar que esta esta zona no era un espacio vacío como se pensaba, sino que estuvo ocupada por distintos edificios desde el S. X, en época califal, hasta mediados del S. XV, ya en época nazarí, siendo intensamente remodelado en todo este período.

Asimismo, en 1996 se desarrolló una intervención de apoyo a la restauración en el área sur del complejo hidráulico del primer recinto, en la que se documentaron una serie de estructuras relacionadas con el aprovechamiento del agua del aljibe, como canalillos, piletas y atarjeas, y dos estructuras. Una primera que se corresponde con la fuente de tres pilas adosada al aljibe que en la actualidad podemos observar, y otra estructura, de forma rectangular y un alzado de 1,30 m., con tres habitaciones, correspondiente a un edificio, cuya función no pudo ser precisada. A su vez, rompiendo niveles nazaríes y almohades de este mismo espacio de intervención, aparecieron tres inhumaciones simples en fosa, de adscripción islámica.

No obstante, el problema de la zona arqueológica del segundo segundo recinto seguía estando presente, y su mala conservación unido a su bajo nivel de comprensión, constituía un problema de primer orden para el Monumento. Así, a partir de 1999, desde la nueva dirección del Conjunto, y con el asesoramiento de la reciente constituida Comisión Técnica, se impulsó la investigación histórica y arqueológica de la Alcazaba.

Importante fue el estudio realizado en el año 2000 de la zona de palacio, que proporcionó una nueva interpretación de los restos arquitectónicos, identificando diferentes fases constructivas, ya que fue objeto de continuas reformas y reedificaciones. Es a partir de entonces, concretamente en el año 2003, cuando se comienza el trabajo sistemático de documentación de los restos arqueológicos del segundo recinto gracias a los fondos del programa "Baraka", financiado por la Dirección General de Instituciones de la Consejería de Cultura, y cuyos objetivos eran la elaboración de una planimetría de todo el Conjunto Monumental y su inserción en un sistema de información geográfica (SIG), junto a la evaluación de las posibilidades de investigación de la zona arqueológica.

Este impulso investigador, iniciado con el programa Baraka, propició una intensa labor de investigación durante toda la década del 2000, la cual ha proporcionado una valiosa información que ha ayudado a comprender mejor los restos arqueológicos del segundo recinto y su evolución histórica.

Así, uno de los espacios intervenidos en estos momentos fue el baño privado de palacio, localizado en el segundo recinto, concretamente en la zona sureste de la zona de palacio. Dicho espacio había sido excavado, en parte, en los años 50 del S. XX, pero no existía documentación, tan solo algunas fotografías. Es por ello que era necesaria una limpieza y re-excavación para interpretar esta edificación. De esta forma, se documentaron tres fases, una primera de época califal, de la que apenas quedaban restos de suelo de mortero de cal; una segunda de época taifa, correspondiente al muro de separación de la zona de palacio y el edificio del baño; y una última fase cristiana en la que se reforma el espacio y se produce un cambio de funcionalidad. En este sentido, el baño documentado presenta unas dimensiones de poco más de 50 m², con tres estancias principales: caliente, templada y fría, y una estancia semisubterránea para las calderas y las leñeras. Por último, tenemos que decir que de este edificio tan solo se ha conservado la parte inferior, pues de la superior, donde se encontrarían las salas propiamente dichas, solo se conservan restos del pavimento de mármol de la sala templada. De ahí que sea el hipocausto lo mejor conservado de todo el edificio, compuesto por pilares y muros revestidos de ladrillos para mantener el calor durante más tiempo.

Por otro lado, entre los años 2006 y 2007 se intervino en una zona del segundo recinto que había quedado cubierta de escombros contemporáneos y que su excavación mostró datos ciertamente interesantes. Nos estamos refiriendo a la zona denominada como casas nazaríes, ubicada entre las casas árabes musealizadas y los conocidos como baños de la tropa. Aquí fueron documentadas cuatro fases. Una primera fase correspondiente a época emiral, concretamente un tramo de la primera muralla del alcázar musulmán, construida con mampostería irregular unida con argamasa de cal. La segunda fase documentada se corresponde con estructuras y pavimentos de cal del S. XI, entre los que destacan muros de tapial realizados con gran cantidad de cal. A la tercera fase corresponde la remodelación y reestructuración del espacio, que vuelve a ser remodelado en una última fase, ya en época almohade-nazarí, documentándose una serie de viviendas de pequeño tamaño con patio, salón con lecho y cocina/despensa, además de otras estancias cuya funcionalidad no pudo ser identificada.

Importantes fueron los trabajos desarrollados durante el año 2008 en el área de actuación 16, los cuales dieron información muy interesante sobre el jardín principal de palacio y los salones existentes al norte del mismo. En cuanto al espacio destinado al jardín, las intervenciones arqueológicas desarrolladas confirmaron la existencia de un jardín-huerto construido a mediados del S. XI, que fue remodelado en época almohade cuando se construye una nueva alberca de menores dimensiones. Por tanto, al norte del jardín, y adosada a los salones de palacio, se encontraba la alberca, desde la cual se desarrollaba un estrecho andén que comunicaba con una estructura central en la que confluían el resto de andenes que componían el patio de crucero, y a través de los cuales discurría el tránsito por el jardín. Respecto a la zona norte de este jardín, se documentó una primera fase de época emiral. Los restos hallados se correspondían con un lienzo de muralla construida con mampostería irregular procedente del propio cerro y muy rica en cal. Posteriormente, a finales del S. X y comienzos del S. XI se produce una reestructuración del espacio, con nuevas construcciones defensivas como la gran torre de 90 m² situada en el extremo norte, que disponía de dos plantas. A mediados del S. XI se construye un gran palacio sobre la fortaleza anterior de carácter defensivo. Así pues, la antigua muralla califal quedó arrasada y reaprovechada como cimentación para la construcción de los salones de este primer palacio islámico. Será ya en la segunda mitad del S. XII cuando se lleve a cabo una gran ampliación con la construcción de un nuevo pabellón de doble planta en la zona norte, lo que hoy conocemos como la "Torre de la Odalisca".

Por su parte, entre los años 2007 y 2009 se llevó a cabo la intervención arqueológica sobre los denominados baños de la tropa, los cuales habían sido excavados en la segunda mitad del S. XX y habían sufrido una reconstrucción muy agresiva en la década de los 70, lo que conllevó una pérdida irreparable de información. A pesar de ello se pudieron extraer datos muy valiosos para conocer el edificio, como el desarrollo de su planta, que estuvo condicionada por la existencia de construcciones defensivas previas. De esta forma, se identificaron tres naves rectangulares dispuestas de norte a sur, que se corresponden, de oeste a este, con las salas fría, templada y caliente. A ambos lados se localizan dos dependencias, una de ellas un vestíbulo y zona de servicio para el acceso al horno del hipocausto y otra que se identificó como zona de almacenaje de combustible. En cuanto a su cronología, no ha sido posible establecer fechas absolutas y una evolución del edificio por la escasez de restos cerámicos, pero sí podemos decir que los materiales más antiguos se corresponden con los siglos X-XI y XII, y los más recientes, que se asocian al período de abandono, son de finales del S. XV e inicios del S. XVI.

Por otro lado, dejando a un lado las intervenciones arqueológicas realizadas en el segundo recinto, en momentos más recientes la investigación histórica y arqueológica ha continuado a través de diversos proyectos e intervenciones puntuales. Así pues, en el año 2019 se llevó a cabo una intervención de urgencia como consecuencia de los trabajos de consolidación y rehabilitación que se estaban desarrollando en la Torre del saliente del primer recinto. Estos trabajos conllevaron la retirada de elementos en mal estado y la reposición de los perdidos, documentándose en distintos puntos, en los que se había perdido el revestimiento, algunas fábricas del baluarte levantando en el S. XVI, y de reparaciones posteriores correspondientes a los siglos XVII y XIX, además de las restauraciones del S. XX cuando se llevó a cabo el tapiado de troneras y la eliminación de almenas.

También en este mismo año se desarrolló una actuación arqueológica de urgencia para las obras de consolidación y restauración del entorno de la Puerta de la Justicia. En este sentido, el lienzo adyacente sufría problemas de desprendimiento, además de tener un forro de cemento que lo cubría desde los años 80 del pasado siglo. De esta forma, la eliminación de dicho forro puso al descubierto el alzado del lienzo y las distintas fábricas y reconstrucciones realizadas a lo largo del tiempo. Así, de la segunda mitad del S. XV se conservan algunos fragmentos de mamposterías encintadas con ladrillo y tapial, vinculadas a las reparaciones de época nazarí. Posteriormente, entre los siglos XVI y XVII se llevaron a cabo distintas reparaciones con mampostería y sillarejos como consecuencia de los terremotos sufridos en la ciudad. También se ha documentado reformas puntuales de los siglos XVIII y XIX, junto con las restauraciones del S. XX, entre los años 40, 60 y 70 del pasado siglo.

Por último, también del año 2019 son las intervención arqueológicas de apoyo a los trabajos de restauración de la muralla norte, en su tramo por el primer recinto, con el objetivo último de obtener información acerca de la zona de estudio y su evolución histórica. Así pues, se documentó una estructura defensiva de época medieval, contrafuertes construidos en los siglos XIV y XV (época nazarí) que buscaban poner remedio a una cimentación inestable, e innumerables reparaciones de época moderna y contemporánea en el alzado de la muralla.

Finalmente, tenemos que decir que desde 2020 se está desarrollando una intensa labor de investigación histórica y arqueológica, cuyos resultados servirán para dar un paso más en el conocimiento histórico de la fortaleza. Así pues, en distintos elementos significativos como son la muralla sur, el aljibe califal, el segundo tramo de la muralla norte o la torre del Homenaje se han realizado trabajos arqueológicos preventivos cuyo objetivo es la obtención de información para el establecimiento de criterios y pautas que ayuden a su restauración, mientras que en la muralla norte, en su tramo por el primer recinto, y en el muro de la Vela los trabajos arqueológicos preventivos se han ejecutado -y siguen ejecutándose en el caso del Muro de la Vela- como apoyo a la ejecución de las obras de restauración. Asimismo, el pasado año 2021 se aprobó el Proyecto General de Investigación del Conjunto, con una duración total de cuatro años, y cuyo objetivo es dotar al mismo de una eficaz herramienta de investigación que sistematice y unifique científicamente todos los datos disponibles y los futuros. Dicho proyecto gira en torno a seis pilares básicos: la excavación y consolidación preventiva, el análisis de paramentos, la recopilación y sistematización de la documentación, la creación de los Sistemas de Información Geográfica, el estudio de los bienes muebles y análisis de materiales, y la difusión y divulgación de los resultados. Todo ello con el objetivo de avanzar en el conocimiento y comprensión de un monumento tan importante y característico como es la Alcazaba de Almería, y ponerlo a disposición de la sociedad y de las generaciones futuras.

Referencias bibliográficas:

  • Alcalá Lirio, F., y Arias de Haro, F., (2004): Memoria de la intervención arqueológica "Proyecto de conservación y restauración del baño privado del palacio". Sondeo 5. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía.
  • Alcalá Lirio, F., y Arias de Haro, F., (2008): Memoria de intervención arqueológica en el jardín de palacio. Área de actuación 16. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía.
  • Alcalá Lirio, F., y Arias de Haro, F., (2011): "Las viviendas de la Alcazaba". En García Ortega, M. L., (Coord.): Monografías del Conjunto Monumental de la Alcazaba. Las últimas investigaciones en el Conjunto, pp. 61-84. Consejería de Cultura. Dirección General de Bienes Culturales.
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  • Gilotte, S., Suárez Márquez, A., Alcalá Lirio, F., y Arias de Haro, F., (2010): "Los baños de la Tropa de la Alcazaba de Almería: resultados preliminares de la intervención arqueológica". Cuadernos de Madinat al-Zahra, 7. pp. 219-238.
  • Liébana Sánchez, M., (2020): Memoria preliminar de AAPRE ante obras de consolidación y restauración en muros adyacentes a la Puerta de la Justicia del Conjunto Monumental de la Alcazaba de Almería. Delegación Territorial de Almería
  • Mellado, C., (1996): Informe sobre la intervención arqueológica realizada en el área sur del Aljibe del primer recinto de la Alcazaba. Almería.
  • Morales Sánchez, R., (2020): Informe preliminar y final de la intervención arqueológica preventiva mediante sondeos, interpretación fotogrametría/análisis restos emergentes, control arqueológico de los movimientos de tierras y trabajos de restauración del frente norte del primer recinto del CM Alcazaba de Almería. Delegación Territorial de Almería
  • Ortiz Soler, D., Morales, Sánchez, R., y López Bustos, F., (1997): "Excavaciones de urgencia de apoyo a la restauración en la Alcazaba de Almería. Primeros resultados. Anuario Arqueológico de Andalucía 1993, Tomo III (Actividades de urgencia), pp. 9-19". Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Sevilla.

enlightened Dpto. de Difusión del CM Alcazaba de Almería