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Tholos de El Romeral / Dolmen de El Romeral / Cueva del Cerrillo Blanco

En los sepulcros como Menga, Viera y en el Megalitismo europeo en general, el espacio interno se construía recurriendo a una técnica adintelada: ortostatos y losas de cubierta formando ángulos rectos. No obstante, existe otra fórmula para conseguir un efecto similar, sin tener que recurrir al arco (que no se conoció durante la Prehistoria); nos referimos a la elaboración de falsas cúpulas utilizando la técnica conocida con el nombre de aproximación de hiladas. En el sepulcro de El Romeral tenemos dos espléndidos ejemplos de cámaras realizadas con este recurso arquitectónico tan antiguo.

 

La idea popular y etimológica que reconoce el Megalitismo como una arquitectura de grandes piedras (del griego mega, grande, y lithos, piedra) es imprecisa. Y lo es porque en muchos sepulcros no se utilizó piedra alguna, como es el caso de los excavados en roca o hipogeos, conocidos también con el nombre de "cuevas artificiales" y de aquellos otros, como El Romeral, en los que se emplearon, mayoritariamente, mampuestos en su construcción.

 

Los mampuestos son lajas de mediano y pequeño tamaño, más o menos regularizadas, pero sin llegar a ser auténticos sillares y que, según qué casos, se unen unos a otros a piedra seca, es decir sin utilizar argamasa alguna entre ellos o bien mediante algún tipo de mortero de arcilla. Podemos hablar de una auténtica arquitectura de mampostería muy bien representada en el Megalitismo andaluz.

Procedencia

El sepulcro megalítico de El Romeral es un típico sepulcro de falsa cúpula, comúnmente denominado tholos. La planta de El Romeral nos ofrece, nítidamente, un largo corredor que desemboca en una gran cámara funeraria de planta circular. Además, partiendo de esta misma cámara funeraria, se reproduce, a menor escala, el mismo modelo pero a escala notablemente menor: un segundo corredor, mucho más pequeño que da acceso a una nueva cámara funeraria de reducidas dimensiones.

 

Tras cruzar el corredor se accede a la gran cámara a través de una puerta muy elaborada que genera, en conjunto, una sensación de embudo o estrechamiento muy acusada que, casi, obliga a agacharnos para acceder al interior.

 

La planta de la cámara es circular con un diámetro en la base de 5,20 metros, mientras que el vano superior, como se observa a simple vista, es mucho menor, con tan sólo 2,20 metros de diámetro máximo. Esto supone que el vuelo de las paredes curvadas presenta una desviación, con respecto a la vertical, aproximadamente de 1,5 metros, mientras que la altura total de la cámara ronda los 4 metros. Esta técnica de aproximación de hiladas permitía crear espacios cerrados sin recurrir al arco aproximándose las hiladas de piedras a medida que toman altura, en círculos concéntricos, hasta clausurar definitivamente el vano superior con una gran losa, que actuaría como clave que distribuye uniformemente el peso por todas las paredes, dando gran consistencia a toda la edificación.

 

Desviado unos 10º con respecto al eje longitudinal del sepulcro, se abre otro pequeño corredor o pasillo que da acceso a la segunda de las cámaras. Esta pequeña camarita sigue el mismo patrón que la anterior, aunque con sólo 2,34 m. de diámetro de base (la mitad prácticamente de la anterior).  Su altura máxima es de 2,40 metros.

 

Sobre las técnicas constructivas  de este sepulcro, tanto del túmulo como del interior, hay escasos datos si los comparamos con los otros dos dólmenes antequeranos. El principal motivo de esta carencia es que no existen actuaciones arqueológicas modernas que confirmen, o no, la tesis o explicaciones tradicionales que se vienen proponiendo durante décadas.

Comentario

El túmulo (montículo artificial) tiene un diámetro de unos 75 metros, el mayor de los tres sepulcros antequeranos, y una altura total, medida desde el nivel del suelo, de unos 10 metros (entiéndase 4 metros que albergan la falsa cúpula más 6 metros de la parte superior del túmulo). 

 

El tholos de El Romeral está orientado sorprendentemente a un acimut de 199º, es decir, en el octante S-SO del horizonte y es uno de los poquísimos ejemplos de orientación a la mitad occidental del cielo en toda la Península Ibérica. Su eje apunta a otra notable mole rocosa, el Camorro de las Siete Mesas, la cumbre de la sierra de El Torcal. En el mediodía del solsticio de Invierno la luz del sol penetra hasta su segunda cámara sepulcral, fenómeno que se puede observar siempre con reserva previa, pues el aforo está limitado por razones de conservación.

 


Propiedad

La adquisición de los terrenos donde se encuentra ubicado el tholos de El Romeral (segundo recinto), fue realizada por la Comunidad Autónoma de Andalucía en 1986, comprados a su anterior propietario, Sociedad Azucarera Antequerana, por importe de 4.000.000 de pesetas.