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Cerro de Marimacho

Procedencia

Yacimiento clave para saber quiénes eran y cómo vivieron los constructores de los sepulcros. Se trata de un cerro o pequeña elevación que se sitúa al este de los sepulcros de Menga y Viera, por detrás del Centro de Recepción y que, por su proximidad a los dólmenes, siempre ha llamado la atención. Por un lado porque su perfil, similar a un gran túmulo, hizo que popularmente se albergara la idea de que podía contener un cuarto dolmen y, por otro, porque el lugar siempre ha llevado a los arqueólogos a buscar en él los restos de un posible asentamiento humano con el que relacionar los sepulcros megalíticos.

Descripción Tecnica

En este yacimiento se han encontrado varias estructuras subterráneas y se han recogido algunos fragmentos de arcilla con improntas o marcas de cañas y ramas que, entre los arqueólogos, se consideran prueba de la existencia de estructuras vegetales enlucidas con barro que podían formar parte de cubiertas o tejados muy livianos. En el piso o fondo de una de ellas se encontró un esqueleto humano. Cronológicamente se puede incluir en momentos muy antiguos de la Edad del Cobre, (finales del IV inicios del III milenio a. C.) y, en cualquier caso, posiblemente, coetáneo con la construcción de los dólmenes.

Comentario

Al no existir, por el momento, excavaciones en extensión, es decir, en toda la superficie del Cerro Marimacho, cualquier interpretación posible quedará a expensas de ser confirmada o rechazada en un futuro.