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Anfiteatro romano

Su construcción pudo iniciarse en época de Adriano (117-138), cuando se proyecta la ampliación de la colonia italicense en cuyas proximidades se erige. Aunque parece que nunca llegó a completarse su edificación, estuvo en uso hasta el siglo IV.
Los ejes del óvalo exterior miden 153 y 132 metros, y los de la arena, 70,6 y 47,3 metros.

Procedencia

En el anfiteatro romano eran celebrados espectáculos "de sangre": combates entre gladiadores, escenificaciones "a muerte" de episodios bélicos históricos, cacerías y enfrentamientos entre animales de diferente especie.

El anfiteatro de Itálica se localiza al norte de la ciudad, extramuros, próximo a la línea de muralla que cierra por este extremo la ciudad, tras la ampliación promovida por el emperador Adriano (117-138).

Descripción Tecnica

Tiene planta ovalada y sus partes principales son la "arena", superficie donde se desarrollaban los espectáculos, y el graderío, de distribución similar a la de la "cavea" del teatro. Su estructura de hormigón fue careada con sillares y placas de mármol.

Comentario

El anfiteatro de Itálica es uno de los mayores del mundo romano, pudiendo llegar a albergar a unas 25.000 personas.

La arena tiene dos accesos principales: al este, la puerta triunfal, por donde ingresaba el cortejo de los combatientes; y al oeste, la "libitinaria", destino de los caídos en el encuentro. A lo largo del su eje mayor se dispone la "fossa bestiaria", sótano destinado a albergar distintos servicios de los juegos y, sobre todo, las jaulas de los animales, que eran elevadas hasta la arena en el momento preciso.

Su ubicación en una vaguada por donde previamente discurría un arroyo obligó a los ingenieros romanos a diseñar un complejo sistema de canalizaciones subterráneas para que el terreno se mantuviera siempre seco. Quizá el colapso parcial de estas cloacas influyó en el abandono del edificio.

El anfiteatro contaba además con una serie de salas dedicadas al culto de Némesis y de Dea Caelestis, como testimonian las lápidas votivas con plantas de pies ubicadas en las proximidades de la puerta triunfal.

Casi todas las ciudades relevantes del Imperio contaban también con un edificio dedicado a las carreras ecuestres y de carros, el circo, que rivalizaba en popularidad con el anfiteatro. No hay datos arqueológicos de su existencia en Itálica pero sí musivarios, puesto que uno de los principales mosaicos hallados en la ciudad romana ilustra los juegos celebrados en el circo y alude, incluso, a los nombres de los principales protagonistas.