Elementos muebles
Patena de Cristo en Majestad
Siglo IV d.C.
La pieza, de 22 cm de diámetro y aproximadamente 4 cm de altura, presenta un estado de conservación excepcional (restituida en un 81% de su totalidad) y está realizada en vidrio de tonalidad verdosa, ejecutando el artesano la decoración mediante la técnica del esgrafiado. El esquema compositivo muestra a tres personajes con aureola: la figura central, un Cristo en Majestad flanqueado por dos Apóstoles, probablemente Pedro y Pablo. La escena se desarrolla en el orbe celeste, enmarcada entre dos palmeras, que, en la iconografía cristiana, representan, entre otras cosas, la inmortalidad, el más allá, el cielo.
La figura de Cristo, imberbe y con el cabello rizado al estilo alejandrino, se completa con algunos de los atributos propios: la cruz gemada en una mano, símbolo de la resurrección, y las Sagradas Escrituras en la otra. Además, a su lado se dispone el anagrama de Cristo, el crismón, elemento que enfatiza la realeza y divinidad. Las figuras laterales portan en sus manos un rollo o rotulus legis.
En cuanto a su funcionalidad, se plantea la hipótesis de su uso litúrgico. La patena, junto al cáliz, eran los utensilios esenciales para la celebración del banquete ceremonial cristiano, la Eucaristía. Esta fue, desde un principio, su función litúrgica: recibir el pan consagrado para distribuirlo entre los fieles. Su presencia e importancia nos viene atestiguada en algunas fuentes antiguas, como el Liber Pontificalis, en la que se describe su uso en el ceremonial.
No hay muchos ejemplos similares exhumados en intervenciones arqueológicas en la Península Ibérica. Con respecto a los paralelos coetáneos próximos debemos citar el hallazgo de varios cuencos hemisféricos con iconografía similar, procedentes de las excavaciones de L'Almoina (Valencia) y la ciudad de Complutum (Alcalá de Henares).
Las investigaciones llevadas a cabo a partir del hallazgo de esta pieza confirman, mediante el análisis de los rasgos estilísticos y características técnicas de la patena, que su origen estaría en uno de los talleres de artesanía de vidrio más importantes de Roma o de sus alrededores. Este área del imperio, a lo largo del siglo IV d.C., se convierte en un centro artístico de referencia, compitiendo con producciones similares elaboradas en talleres de la zona del Rhin.
Procedencia
CástuloCrátera griega
Siglo IV a.C.
Crátera griega utilizada para contener los huesos cremados de un enterramiento de la necrópolis de la Puerta Norte de Cástulo.
En su interior se halló un anillo de bronce como pertenencia personal de la persona allí enterrada. La crátera se localizaba en el centro del conjunto de piezas que componen el ajuar de la tumba.
Se trata de cerámica ática de figuras rojas, decorada con figuras rojas y blancas sobre fondo negro. Se trata de una pieza de gran calidad tanto en su forma modelada como en su decoración iconográfica, donde encontramos un claro ejemplo de la reinterpretación de las escenas mitológicas griegas que se realiza desde el mundo ibero.
La cara principal reproduce una escena de grifomaquia en la que destacan dos grifos rampantes luchando contra los Arimaspos; y en la cara posterior encontramos una escena de palestra, en la que representan jóvenes vestidos con himatión. Ambas caras están enmarcadas en su zona inferior por decoración geométrica, destacando las palmetas existentes debajo de las asas. En el pie se conserva un grafito, probablemente del comerciante.
Procedencia
Necrópolis de la Puerta Norte de cástuloAs de Cástulo
Siglo II a.C.
Durante varios siglos, Cástulo emitió su propia moneda en bronce, señal de su desarrollo económico y de su independencia política frente a cartagineses y romanos.
Se acuñaron tres valores: el mayor, el as, se identifica por la esfinge, el medio por un toro bajo la luna, y el más pequeño por un jabalí.
La moneda siempre tuvo un valor económico, pero además, sirvió para exponer y promover la identidad propia de la ciudad. Aún después de la conquista romana la ciudad sigue afirmando sus propios símbolos y escritura.
Escultura de león
Siglo II a.C.
En noviembre de 2013, con motivo de unas excavaciones arqueológicas y obras de acondicionamiento, se descubría un león en la muralla norte de Cástulo. La escultura, realizada sobre un bloque de piedra arenisca de casi una tonelada de peso, muestra a un león rugiente, echado sobre sus garras entre las que encontramos una figura humana. Permaneció durante siglos guardando una puerta de un monumento integrado en la muralla, al exterior de la ciudad.
Este monumento estuvo situado en el lugar más alto de la muralla de Cástulo. Se había elegido un lugar prominente desde el cual, sería visto a larga distancia por quienes se acercaran a la ciudad.
Procedencia
Muralla Norte de Cástulo.Denario de plata
Siglo I a.C.
Este denario de plata acuñado en Caesaragusta (Zaragoza) en época del emperador Augusto fue hallado de forma casual junto a otras muchas monedas pertenecientes a un tesorillo, que se ocultó a principios del siglo I d.C. y que pudo pertenecer a un legionario veterano enriquecido en las Guerras Civiles posteriores a la muerte de Julio Cesar, asentándose después de su licenciamiento en la Península Ibérica.
En el anverso encontramos la cabeza de Augusto con la inscripción CAESAR AVGVSTVS, y en el reverso un cometa radiado y la inscripción DIVVS IVLIVS (Divino Julio).
Este cometa, conocido como Divvs Ivlivs o Cometa de César (C/-43 K1), fue visible durante siete días en julio del año 44 a.C. durante la celebración de los Ludi Victoriae Caesaris, los juegos funerarios en honor de Julio César, asesinado unos meses antes, hecho que fue interpretado como el ascenso del alma de César a los cielos y su deificación.
El cometa de César puede haber sido el cometa con la luz más brillante registrado en la historia.
Procedencia
CástuloThymiaterium
Siglo VII a.C.
Este thymiaterium de bronce es un artefacto destinado al uso ritual en ceremonias, empleado para quemar incienso y sustancias olorosas, por lo que cuentan con una cazoleta en la que depositar las brasas y las sustancias aromáticas.
Junto a esta pieza procedente del Túmulo de los Higuerones de Cástulo se documentó un fragmento de la tapadera, calada mediante triángulos para permitir la salida del humo y un toro, que funcionaría como asa de ésta que, al estar hueco, permitía también la salida del humo por su boca. Además del toro, esta pieza cuenta con decoración zoomorfa en el borde de la cazoleta con la representación de dos ciervas y una leona, y una flor de loto invertida en el vástago.
Este elemento formaba parte de un conjunto ritual, junto a la esfinge alada documentada en el mismo túmulo, y que funcionaría como asa de la caja destinada a almacenar el incienso.
Procedencia
Necrópolis de los HigueronesEsfinge
Siglo VII a.C.
Esfinge alada con una corona Pschent, apoyada sobre una placa rectangular de bronce que en su parte inferior cuenta con un trabajo de piqueteado, y que se representa tumbada y con la cola doblada hacia arriba en forma serpenteante.
Según Jiménez Ávila esta pieza habría sido fabricada en un taller fenicio del Sur Peninsular, y por sus analogías estilísticas y procesos de fabricación formaría parte de un conjunto ritual junto al Thymiaterium documentado en el mismo lugar, el túmulo de los Higuerones (reconstrucción virtual 3d del conjunto).
La esfinge sería el asa de un libanotrix o cofre para el incienso que se quemaría en el thymiaterium, teniendo una funcionalidad apotropaica como protectora de las sustancias que determinan el carácter sacro de la ceremonia.
Placa de pizarra ibérica
Siglo V a.C. - IV a.C.
Placa de pizarra de época ibérica decorada por ambas caras. En la parte posterior encontramos un dibujo a buril formado por franjas paralelas con el espacio intermedio relleno por tallos vegetales que forman espirales. La composición principal representa a un jinete ibérico enmarcado por una fina línea, que empuña las bridas y sostiene al mismo tiempo una lanza, montado en una silla de piel de animal.
En esta representación se observa una fuerte influencia de la cerámica griega sobre el autor, que plasmó la figura de un lancero ibérico, un jinete que parece haber sido copiado o inspirado en una cerámica griega del siglo IV a.C., muy presentes en la Península y con abundantes representaciones ecuestres.
Esta pieza fue hallada entre un amontonamiento de piedras en la necrópolis de Estacar de Robarinas durante las campañas de excavación realizadas por José María Blazquez en las décadas de los años 70 y 80.