Las Colecciones

Propuestas de recorrido

Atrás

Los maestros del Barroco

El núcleo esencial de la colección que atesora el museo está constituído por los grandes maestros de la pintura sevillana del siglo XVII.  La observación directa de la naturaleza que cultivan algunos pintores como Roelas, en las primeras décadas del siglo, y que podemos contemplar en la sala IV, inicia una nueva época que será la mas destacada de la pintura sevillana de todos los tiempos.

En la sala V, ubicada en la antigua iglesia del convento, se exponen las obras de los artistas más importantes del momento.  Desde sus pies, en donde se muestra el retablo mayor del Convento de Montesión realizado por el maestro de Murillo, Juan del Castillo, hasta la cabecera, lugar privilegiado donde se exhibe la obra de su discípulo, discurre la nave de la iglesia, que sirve de tránsito entre este primer Naturalismo y el Barroco pleno a través de los grandes lienzos de altar de los más importantes autores: Vázquez, Uceda, Roelas, Zurbarán y Herrera, el Viejo. Se trata de monumentales composiciones, divididas en dos, y hasta en tres registros, que loan a los más importantes santos de las distintas órdenes religiosas. 

De Murillo se puede contemplar, posiblemente, su mejor conjunto pictórico, realizado para el retablo mayor y las capillas laterales de la iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, colocado aquí siguiendo la disposición que tenía en origen. Se trata de una obra realizada en su madurez artística y técnica, lo que se trasluce en complejos juegos de luces y vaporosas pinceladas de prodigiosa soltura.  La monumental Inmaculada Colosal, única obra que no pertenece al conjunto, y que, hasta hace unos años centraba y remataba la cabecera de la iglesia, actualmente puede contemplarse desde un punto de vista más bajo, al ser sustituida su tradicional ubicación por la obra original que remataba el retablo de los Capuchinos. Así pues, con el depósito temporal de El Jubileo de la Porciúncula, obra del Museo Wallraf-Richartz de Coloniase completa este retablo, quedando configurado tal y como fue concebido por el artista.

La obra de Zurbarán, la personalidad artística dominante en el segundo tercio de siglo, si bien anterior cronológicamente a Murillo, se encuentra en la sala X. El museo atesora espléndidos testimonios de varios de sus ciclos monásticos. En el del Convento de San Pablo vemos su maestría en el tratamiento de las figuras aisladas, de gran potencia expresiva y sorprendente carácter descriptivo en sus ropajes. En los lienzos realizados para la Cartuja de Santa María de las Cuevas interpreta, con gran fuerza plástica, los principios espirituales de la orden cartuja: el silencio, la devoción a la Virgen María y la mortificación por el ayuno.  

La obra del tercer gran artista del barroco sevillano, Juan de Valdés Leal, se exhibe en la sala VIII. Un estilo directo y enérgico, de técnica suelta y dinámicas  composiciones llenas de vitalidad evidencian una personalidad propia y muy definida en la pintura sevillana, si bien se trata de un autor muy desigual, de más calidad en la serie de san Jerónimo por comparación con la de san Ignacio de Loyola, que realizó probablemente por un precio menor y con ayuda de sus colaboradores. 

Salas 4, 5, 8 y 10