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Cristo crucificado

Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 1598 - Madrid, 1664) 
Cristo crucificado, 1638-1640
Óleo sobre lienzo, 250 x 192 cm.

 

Este Cristo crucificado de Francisco de Zurbarán forma parte de los fondos iniciales con los que contó el Museo de Bellas Artes de Sevilla al crearse en 1835. La pintura ha sufrido en sus más de trescientos cincuenta años de existencia diversos avatares como traslados, almacenamientos precarios o intervenciones inadecuadas, con el consiguiente deterioro. El tratamiento, llevado a cabo por los restauradores Fátima Bermúdez-Coronel y Javier Chacón, ha permitido recuperar esta interesante pintura salida del taller de uno de los principales artistas del barroco español.

La restauración ha sido de carácter integral y se ha desarrollado en diferentes fases iniciándose por los estudios técnicos y científicos-analíticos previos a la intervención directa sobre la obra. Esta primera fase combina el informe técnico y el estudio fotográfico realizado con distintas fuentes de luz (normal, rasante, ultravioleta), con las fotomacrografías y fotomicrografías, además del estudio radiográfico completo de la obra, así como los análisis químicos para determinar los pigmentos, cargas,  aglutinantes  y barnices que componen el estrato pictórico. También se ha realizado el estudio de la estructura del tejido y la naturaleza de las fibras. Todas las informaciones aportadas  permitieron conocer el estado de conservación en profundidad, evidenciar las patologías y daños que presentaba, así como identificar los materiales empleados y la técnica de ejecución. Con todo ello se pudo determinar con precisión como debían de desarrollarse las distintas etapas del proceso de intervención.

Para el tratamiento sobre el soporte, dada su fragilidad y los múltiples añadidos y deformaciones que presentaba, ha sido necesaria una forración con un nuevo tejido de lino que aporta consistencia a la tela original  y consolida los estratos pictóricos. Con posterioridad se ha procedido a retirar los numerosos repintes y estucos desbordantes realizados en antiguas intervenciones que se encontraban alterados y oscurecidos así como los barnices oxidados, todo lo cual falseaba la apariencia visual de la obra. 

Las fases siguientes: estucado, reintegración cromática de lagunas en la capa pictórica y  protección final con barniz, han dado a la obra su aspecto actual, próximo a su concepción original, que permite apreciar en toda su integridad la calidad pictórica de este interesante lienzo de Francisco de Zurbarán.

Tipo de Intervención

Intervenciones en las piezas

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