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Obras Singulares

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San Diego de Alcalá

Alonso Cano (Granada, 1601 - 1667) y Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1688).
Escultura en madera policromada.
199 cm.
Entre 1653 y 1657.

Procedencia

Convento del Santo Ángel Custodio, Granada.

Comentario

De la serie de obras que Alonso Cano hizo para la iglesia del desaparecido convento de religiosas franciscanas del Ángel Custodio, se conserva el grupo de las cuatro grandes esculturas que ocupaban las hornacinas de las cuatro esquinas del crucero del templo: San José con el Niño, San Antonio con el Niño, San Pedro de Alcántara y San Diego de Alcalá. Estaban colocadas en alto, tal como demuestran sus composiciones, relacionadas entre sí en sus actitudes y ritmos. Últimamente se afirma que fueron talladas por Pedro de Mena con modelos y colaboración de Cano, que deja su impronta en los tipos y en las cabezas. Quizá sea esta escultura la que mejor consigue reflejar la vida interior y elevación mística del santo, absorto en sus reflexiones interiores y ajeno a todo lo que le rodea. El expresivo rostro se complementa con el acompasado y rítmico movimiento de la pierna izquierda adelantada y de sus manos recogiendo el hábito. El ritmo de la composición de los pies descalzos -adelantado el izquierdo y levemente levantado el derecho- queda estrechamente relacionado con el movimiento de brazos y hombros. El Cano pintor se plasma en la policromía, la estameña del hábito franciscano, pintado a cordoncillo en relieve y contrastando con la tersura de las manos y del rostro. Por otra parte, los tonos de las carnaciones armonizan en profundidad, tanto con el modelado como con el dibujo de la talla. Una vez más, la paleta de Cano resuelve con singular armonía una obra concebida plenamente en lo escultórico con monumentalidad y serena elegancia.