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Donación de Rosa María Parets Altés

Ropa interior femenina

Las dos prendas interiores femeninas, una camisa y un pantalón, son de entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Según la información suministrada por la donante, las prendas se las entregó su abuela como conjunto. Sin embargo el estudio de las piezas demuestra que se trata de prendas independientes, ya que presentan diseño y técnicas distintas, además de estar marcadas con combinaciones de iniciales diferentes.

La camisa, confeccionada a máquina con tejido de tafetán de algodón de color blanco, presenta cuerpo entallado con pinzas, abertura posterior con botonadura oculta forrada, escote recto rematado con pasacintas, canesú delantero decorado con bordado mecánico y encaje mecánico imitación Valenciennes y tirantes de encaje mecánico y tira bordada. Presenta, en la zona superior izquierda, las iniciales entrelazadas ¿EA¿ de la propietaria, bordadas al pasado con hilo de algodón blanco. La prenda, que presenta en general buen estado de conservación, está cortada por su borde inferior.

Por su parte, los pantalones están igualmente confeccionados a máquina con tejido de tafetán de algodón de color blanco. Presentan forma amplia con seis pinzas por el delantero y frunces en la zona posterior, tiro cerrado, aperturas parciales en ambos costados con botonadura forrada y perneras hasta media pierna rematadas con volante decorado con entredoses y puntillas de encaje bolillos tipo guipur y  bodoques bordados en blanco. En el costado de la parte posterior, bajo la cinturilla, lleva bordadas las iniciales de la propietaria ¿E.G¿.

Estas dos piezas forman parte del conjunto de prendas interiores con las que tradicionalmente se vestían las mujeres de clase acomodada a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Tipológicamente corresponden concretamente a las tendencias de moda que se impusieron en torno a 1900. Son piezas de factura delicada, acorde con la tendencia al lujo que caracteriza la lencería de esta época, que pone de manifiesto el status social de su propietaria, guarnecida de puntillas y entredoses de gran plasticidad a pesar de su carácter mecánico. Se trata asimismo de un valioso testimonio de la nueva realidad higiénica del momento que, con la incorporación de este tipo de prendas, luchaba contra las enfermedades cutáneas y las infecciones. La evolución de estos hábitos incluía no sólo el lavado del cuerpo sino el cambio diario de ropa interior para evitar las enfermedades. El predominio del color blanco está orientado a estas nuevas doctrinas.

El MACPSE cuenta entre sus fondos con tan sólo tres piezas de la misma tipología, ya que son escasos los ofrecimientos de esta clase que recibe el Museo, al conservarse muy pocos ejemplares de estas características. La incorporación de estas prendas permite documentar la evolución de la lencería femenina durante el siglo XIX.

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