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Mi pieza favorita

Placas que decoraban los jardines domésticos en época romana

(Por Clementina Rojas Bernaldo de Quirós. Presidenta de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Córdoba -AMAC-)

"Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu"  (Virgilio, Geórgicas  II. 389)
 

Brocales de pozo, esculturas de fuentes y animales, hermas, candelabros, estatuillas en los altares de los lares y penates, un variado y abigarrado mundo decorativo se encontraba en peristilos y pórticos de atrios y jardines de las casas romanas. Entre esos elementos los oscilla aparecen  como piezas muy comunes.

Hemos escogido el oscillum como pieza favorita porque aunque pudiera considerarse una pieza menor, representa ese complejo mundo entre la naturaleza y lo lúdico tan presente en los ambientes romanos. Y por ser  una de las piezas que AMAC siempre ha elegido como representación, y de la que  hace unos años hicimos una pieza del mes.

El oscillum necesitaba de un intercolumnio donde estar suspendido, en ocasiones junto a guirnaldas vegetales. El texto de Virgilio con el que comenzamos se refiere a la costumbre de enganchar de las ramas de árboles (pinos) objetos colgantes en los antiguos cultos itálicos en honor de Dionysos  o Baco.

Este oscillum cordobés es una pieza incompleta al faltarle uno de sus extremos, conservando el otro con una cabeza de grifo. Su forma semicircular con aspecto de pelta cuenta con un remate central en forma de palmeta, que conserva restos metálicos de la clavija de la que se suspendería. En  bajorrelieve aparece en una cara el rostro de un sátiro de perfil a modo de máscara teatral, y en el borde un nudoso cayado de pastor  que remite al carácter campestre de la figura mitológica representada; en la otra cara, otra máscara teatral, esta vez con expresión trágica con una antorcha encendida  en el borde.

Tallado en mármol blanco, y con unas dimensiones de 16 x 23 x 0,23 cm, se fecha en la segunda mitad del siglo I.

Todas la representaciones que encontramos en la pieza nos remiten a los cultos de Dionysos, esos ritos tan directamente relacionados con la naturaleza. En concreto, las  máscaras aparecen a finales del siglo IV  a. C. en la cultura griega como elemento distintivo de ceremonias dionisíacas. Las máscaras teatrales son las representaciones mas comunes en los oscilla y, dado su origen, aluden a ese gusto tan común del mundo romano por el teatro y la evocación de la naturaleza  en sus ambientes domésticos.

Según Samuel de los Santos Gener en la Memoria de los Museos Arqueológicos Provinciales de 1943, esta pieza arqueológica procede de una escombrera que contenía tierras del vacie de los sótanos del colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en la Plaza de San Juan, e ingresa en el museo el 15 de Marzo de 1943.


http://www.museosdeandalucia.es/web/museoarqueologicodecordoba/obras-singulares

 

 

 

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