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15/05/2020

El Capitel de los Músicos, de época califal, pieza única por su decoración figurativa

(Por Francisca López Garrido, Jefa del Departamento de Difusión del Museo Arqueológico de Córdoba)

 

De entre la importante colección que atesora el Museo Arqueológico de Córdoba, quiero destacar una pieza única en el mundo: el Capitel de los Músicos, soporte arquitectónico que presenta decoración figurativa en cada uno de sus frentes, concretamente, la representación de figuras humanas portando un instrumento musical. Se trata de un unicum que sólo podemos admirar en nuestro museo, donde se conserva también un posible precedente visigodo: El Capitel de los Evangelistas, en el que figuras humanas aparecen en similar disposición.

En el arte islámico es frecuente la representación figurativa, pero no en la decoración escultórica. Pese a que el Corán no lo prohíbe expresamente, es generalizado su rechazo por las culturas islámicas en lugares religiosos, como mezquitas o madrazas. Estas representaciones estaban restringidas al ámbito privado, en lugares donde no existiera relación directa con actividades públicas, políticas o religiosas. Aparecen en píxides o botes de marfil, en piezas de bronce, en cerámicas decoradas... Pero el tipo de representaciones humanas que aparece en el Capitel de los Músicos es único en el arte islámico.

Esta pieza forma parte de la Colección Carbonell, conjunto de piezas entregadas en depósito al museo en el año 1980. Por ello, se desconoce su procedencia. Su decoración figurativa nos indica que puede tratarse de un ámbito privado, posiblemente una de las almunias o residencias aristocráticas que se extendían por las afueras de Córdoba en época islámica. Puede datarse hacia finales del siglo X o comienzos del XI, en el reinado del califa Hixam II.

De mármol blanco, con 43 cm de altura y 26 cm de diámetro de base, el capitel presenta técnicas de cincelado y trepanado. Mantiene los cánones característicos de la ornamentación arquitectónica califal, siguiendo los esquemas clásicos de las variedades corintizantes de volutas vegetales conformadas por hojas de acanto. El ábaco también es similar al de la mayoría de los capiteles califales. Presenta como novedad, en cada uno de los laterales del capitel y como decoración principal, una figura humana, de forma esquemática y en posición frontal, representado de pie sobre las hojas de acanto del collarino inferior. Las figuras visten ropajes con grandes pliegues y sujetan en sus manos un instrumento musical. La desproporción de sus miembros y el hieratismo de las figuras contrastan con la delicadeza decorativa del resto de la pieza. Las cuatro figuras humanas aparecen con rotura intencionada de sus rostros, lo que se ha justificado con las tensiones rigoristas e iconoclastas de las invasiones almorávides y almohades de los siglos XI y XII.

En cuanto a los instrumentos representados, tres son de cuerda y uno de viento. Según el especialista Faustino Porras: "uno es un pequeño rabâb (o rabé, precedente andalusí del violín), otros dos son variantes del ûd (antiguo laúd) y, aunque el que sujetaba el cuarto músico ha desaparecido por la erosión (natural o intencionada) de la piedra, la disposición de las manos hace suponer que, probablemente, se tratase de otro laúd."

La música tuvo un gran desarrollo en al-Andalus, sobre todo a partir de las nuevas modas introducidas por Ziryab, a mediados del siglo IX. Fue una de las actividades de ocio más difundidas en época califal, siendo imprescindible en las fiestas, donde los tañedores de laúd y los cantores estaban muy bien considerados. No es la única representación de esta temática que hay en el Museo Arqueológico de Córdoba. La Botella de los Músicos, donde se representa una escena lúdica con figuras que parecen danzar al ritmo de la música, es un magnífico testimonio de la importancia de esta actividad en la Córdoba andalusí.

Como antecedentes del capitel podemos mencionar algunas producciones bizantinas del S. VII y especialmente, el Capitel de los Evangelistas, que también se muestra en nuestro museo. Esculpido en caliza con talla a bisel, de relieve muy plano, presenta un ábaco decorado, en cuyo centro se representa una flor esquemática, dentro de un cuadrado. En los ángulos, dos hojas de acanto y en cada una de sus caras las figuras de los cuatros Evangelistas mediante su representación simbólica como el Tetramorfos, con cabeza de animal y cuerpo humano. Los rostros de las figuras están mutilados, posiblemente por las mismas razones citadas antes. De época visigoda (S. VI), pudo formar parte de una iglesia y constituye un claro precedente de la pieza que nos ocupa, así como de posteriores capiteles románicos con figuras de escenas religiosas.

Otras referencias más próximas pueden ser algunas piezas de eboraria islámica como:

La Píxide o Bote de al-Mughira, que se muestra en el Museo del Louvre, de marfil, tallado en colmillo de elefante, que lleva el nombre del príncipe al-Mughira, hijo de Abderramán III, primer califa Omeya de Córdoba. La inscripción cúfica que figura en la parte inferior de su tapa indica que la pieza fue elaborada en el año 968. Procede de Madinat al_Zhara.

El Bote de Zamora, también llamado píxide de Zamora, es una urna de marfil de elefante, que data de la época del Califato Omeya. Está considerado como una de las joyas de los marfiles hispanomusulmanes. Actualmente se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional, habiendo formado parte del Tesoro de la Catedral de Zamora.

Arquetas de marfil expuestas en el Victoria and Albert Museum de Londres. Ambas fueron talladas en Medina Azahara en época califal (hacia el 962). Con decoración vegetal y epigráfica. La arqueta Davillier, también expuesta en el Museo del Louvre. Y, especialmente, la Arqueta de Leyre (Navarra). Caja elaborada con placas de marfil de elefante decorada con motivos vegetales, animales y con figuras humanas, una de las cuales podría representar al propio califa cordobés Hisham II (965 - 1013). Fue elaborada en torno al año 1004/1005.

Se encuentran paralelos en capiteles visigodos, como los de la Iglesia visigoda de San Pedro de la Nave (Zamora), del S. VII, siendo también incuestionable su relación con algunos capiteles románicos como el Capitel con músicos de la Iglesia de Santa María de la Vega (Salamanca) del S. XII, o el Capitel con músicos de la Iglesia de Santa Marta de Tera (Zamora), entre los que destaca el Capitel de los Músicos de Jaca que, tras su paso por el Museo Arqueológico Nacional, vuelve a exponerse en el Museo Diocesano de Jaca. Pieza románica del siglo XI, que representa figuras humanas con elementos musicales, siendo nuestro Capitel de los Músicos un claro precedente.

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