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El Nilo de Igrabum por Antonio Moreno Rosa. Arqueólogo. Director del Museo Arqueológico Municipal de Cabra (Córdoba).

El Nilo de Igrabum
por Antonio Moreno Rosa. Arqueólogo. Director del Museo Arqueológico Municipal de Cabra (Córdoba).

 

Es incuestionable que la extraordinaria escultura del Mithras Tauroktonos es la pieza arqueológica más representativa de Cabra, sin embargo, en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba hay otra escultura de mármol blanco, de menor tamaño y mucho peor conservada, que constituye también una importante referencia en la arqueología romana egabrense. Se trata del "Nilo de Igabrum" como fue denominado por el profesor Blanco Freijeiro.

Es seguro que, después del Mitra, esta pequeña escultura tiene el mayor número de referencias bibliográficas de entre las piezas descubiertas en el término de Cabra. Además de su vinculación con los cultos isíacos, las dudas que plantea su identificación como la representación del río egipciaco, en primer lugar, y la controvertida lectura de la inscripción que aparece en su peana, han provocado que hayan sido muchos los investigadores que se han ocupado de esta escultura.

Encontrada de modo casual en algún lugar del norte del término municipal de Cabra, en el entorno del arroyo de la Chicona, tuvo entrada en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba en el año 1935. Es una pequeña escultura de mármol, cuya base mide 45 cm de longitud y 20 cm de anchura máxima; fragmentada en dos partes, ha perdido la parte superior de la figura, así, le falta la cabeza, parte del tronco y casi todo el brazo derecho, su altura conservada es de sólo 16 cm. A pesar de esta mutilación, se identifica un cuerpo recostado sobre su lado izquierdo, apoyado en su codo. La mano izquierda sostiene una cornucopia, que aparece truncada, y, a su vez, se apoya en un ánfora por la que mana agua. Junto a este recipiente está la representación, también incompleta, pero identificable, de un cocodrilo.

Como hemos apuntado, este estado fragmentario ha dado lugar a diversas interpretaciones sobre la imagen personificada en la escultura. En primer lugar fue identificada como un personaje femenino, una ninfa acuática, realizándose una reconstrucción con yeso que completaba esta figura por parte del entonces director del museo Samuel de los Santos Jener. Atendiendo a estos rasgos mujeriles, el profesor García y Bellido la consideró una representación de la diosa Isis, cuyo culto tiene otras referencias inequívocas en Igabrum, como es la inscripción de Flaminia Pale, sacerdotisa isíaca. Pero, como ya hemos apuntado, será el profesor Blanco quien la identifique, de forma definitiva según la mayoría de los expertos, como la alegoría del río Nilo. La cuestión planteada por A. T. Fear, que mantiene la tesis de García y Bellido, debido a que el cuerpo parece estar vestido, algo impropio de las alegorías fluviales, debe considerarse muy dudosa a causa del estado de conservación de la parte superior de la pieza. Por otra parte, la existencia de numerosos paralelos iconográficos de las personificaciones del río Nilo en época romana viene a confirmar esta identificación. Precisamente por sus rasgos estilísticos esta escultura ha sido fechada entre finales del siglo I y comienzos del siglo II d.C.

El otro elemento discutido de esta pieza es la inscripción que aparece en la parte frontal de su pedestal.
La transcripción recogida en el Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL II2/5 340) es la siguiente:

    T(itus) Flavius Victor colleg[io]
illychiniariorum prati novi d(ono) [d(at)]


Cuya traducción sería:

"Tito Flavio Víctor lo regala al gremio illychiniariorum del Prado Nuevo"

La respuesta a quiénes eran estos illychiniarii ha sido también largamente debatida, existiendo varias propuestas. Entre los principales investigadores de la pieza, García y Bellido los identifica como los fabricantes de lucernas (Lychnus tiene el significado de lámpara o antorcha), y por su parte, Blanco considera que se trataría de unos panaderos especializados; para otros serían los fabricantes de las mechas de esas lucernas. Quizás la interpretación más sugestiva pudiera ser la que considera que este collegio tuviese un carácter principal religioso, ligado al culto de Isis de modo que los illychiniarii fueran los "portadores de lámparas" en los rituales de la diosa (lychnapsia) de un modo similar a los colegios de dendrophoroi o portadores del tronco de un árbol en las procesiones de Magna Mater y Attis.

A esta hipótesis coadyuva el importante papel que el río Nilo representa  en los cultos isíacos, es sabido que algunos santuarios tenían de cisternas que funcionaban como "nilómetros" destinados a reproducir simbólicamente la crecida del Nilo y demostrar así el poder de Isis y Serapis. De esta forma, esta escultura nilótica se considera el segundo documento arqueológico relativo al culto de Isis en Igabrum.

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