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El grupo escultórico de Mithras Tauroktonos Por Juan José Primo Jurado. Director del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

El grupo escultórico de Mithras Tauroktonos
Por Juan José Primo Jurado. Director del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

 

Conocer y admirar el Museo Arqueológico de Córdoba son sentimientos simultáneos. En mi caso ocurrió de niño cuando, aprovechando la amistad de mi familia con la entonces directora, Ana María Vicent, me movía por allí con total confianza. Tanta que, en un exceso de ella, un día me caí de lleno al estanque. Desde mi infancia admiré, sobre todo, los testigos de nuestro glorioso pasado romano que me iban explicando los mayores. Me llamó especialmente la atención el grupo escultórico de Mithras Tauroktonos, por su composición y conservarse en su totalidad. Me contaron, entonces, que se trataba de una deidad persa acogida en el Imperio Romano y que mantenía muchas similitudes con el cristianismo. Todo aquello me resultó fascinante.


Hoy puedo contarles algo más. El grupo, de mármol blanco, cincelado y pulido, tiene un altura de 93 cm y su base es de 96 x 35 cm. En él aparece el dios Mitra, representado con el atuendo oriental común, al modo persa: pantalones largos ceñidos en los tobillos, túnica corta, clámide atada al cuello y gorro frigio. El joven somete al toro sujetándolo por el morro mientras hunde la daga en su cuello y gira la cabeza para mirar al Sol. De la sangre purificadora que brota del toro bebe el perro, fiel amigo de Mitra, que guarda el alma. La serpiente a los pies de Mitra produce las plantas y el alacrán devora los testículos del toro de los que nacen los animales y las personas. Es la simbología del mitraísmo, la creencia mistérica e iniciática que, extendida durante el Alto Imperio, llegó a convertirse con el nombre de Sol Invictus en religión oficial en el año 273 y, por tanto, primera universal, hasta su desplazamiento tres décadas después por el cristianismo.


Esta excepcional pieza, fechada en la segunda mitad del siglo II d. de C., es la única figura de este tipo, completa y en bulto redondo, conocida en la Península Ibérica. Se encontró casualmente en 1952 en la villa romana de la Fuente las Piedras, a las afueras de la antigua Igabrum (Cabra), conocida también como Villa del Mitreo, pues a su función decorativa en la exedra del estanque central del peristilo, uniría también una función devocional presidiendo el altar mayor de la reducida gruta que hacía las funciones de templo en el mitraísmo.


La devoción a Mitra está muy vinculada con el mundo militar romano. Fueron los legionarios que sirvieron en la frontera oriental quienes la extendieron por todo el Imperio. En este sentido aparece en la película La legión del águila (Kevin Macdonald, 2011) cuando el centurión Marco Flavio Aquila (Channing Tatum) recién llegado a un lejano destacamento en Britania, despliega en sus aposentos un sencillo altar portátil, con un relieve idéntico a nuestro Mithras Tauroktonos, y de rodillas reza: "Mitra, Señor de la luz, padre de nuestros padres, ayúdame a dirigir a mis hombres y a no deshonrar a mi legión. Por favor, ayúdame a recuperar el honor de mi familia". ¿Quién sabe si el propietario de la villa egabrense no era también un veterano de las legiones de Roma?

Más información en la ficha de inventario

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