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La arqueta de Gerona

13/04/2020

La arqueta conservada en la Catedral de Gerona es una magnífica pieza sin igual de la platería califal cordobesa, según Ana Labarta. Tanto por su regalador, el califa al-Hakam II, como por su destinatario, el príncipe heredero Hisam, y por la singularidad de su decoración, parece contener un importante mensaje simbólico.

¿Sabías que?

Esta excepcional arqueta de plata, de 38 x 23 cm de lado y 25 cm de altura total, fue el regalo que hizo el califa al-Hakam II a su hijo el príncipe Hisam, de nueve o diez años de edad. Todo lleva a pensar que el motivo de este singular presente pudo ser su nombramiento como heredero oficial al califato, ocurrido entre los años 974-976, porque con ese título aparece en el epígrafe que recorre la tapa. En esta leyenda se consigna también el nombre de Yawdar, alto funcionario de confianza del califa y responsable político del taller de joyería en el que se realizó, y en otro texto, detrás del cierre, aparecen dos nombres que son los artesanos que la ejecutaron o los jefes de taller que supervisaron su proceso de trabajo.

Ana labarta realiza un exhaustivo estudio sobre esta pieza en La Arqueta de Hisam: su epigrafía y en La Arqueta de Hisam vista de cerca.

Traducción del epígrafe de la tapa: "En el nombre de Dios. Bendición de Dios, prosperidad, felicidad y alegría perpetua para el siervo de Dios al-Hakam, el príncipe de los creyentes al-Mustansir bi-llah. Lo mandó hacer para Abu-l-Walid Hisam, el heredero designado. Se llevó a cabo su decoración durante el mandato de Yawdar" (Trad.: A. Labarta).

Para saber más...

La arqueta, actualmente en la catedral de Gerona, se conforma por un armazón de madera recubierto con finas láminas de plata dorada y nielada (el nielado es el responsable del color negro) que se encuentran sujetas a la caja con pequeños clavos. Su interior está forrado con una seda roja, muy deteriorada, de la que se ignora su cronología. Lo más singular de esta arqueta es su decoración vegetal, repujada, donde destacan grandes palmetas insertas en tallos circulares con perlas que se repiten cubriendo todas las superficies. La reiteración de estas palmetas en un objeto tan singular, por estar destinado al heredero del califato omeya, nos lleva a pensar que ese elemento vegetal tenía una especial significación simbólica para la dinastía. Así lo analiza Antonio Vallejo en su artículo Un elemento de la decoración vegetal de Madinat al-Zahra: la palmeta.

Desconocemos qué pudo contener este valioso regalo. De otras arquetas, utilizadas también como presentes para otros dignatarios extranjeros, las fuentes escritas señalan que contenían telas de púrpura, color asociado a la realeza.  Es posible, por tanto, que esta preciosa caja guardara en su interior un lujoso textil púrpura, manufacturado en los talleres cordobeses, con el que el heredero hiciera ostentación de esa dignidad que le aseguraba su acceso al califato.

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