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Ataifor de Jerez

13/04/2020

La cerámica decorada con la técnica del verde y manganeso aparecida en el Alcázar de Medina Azahara se asocia a la élite del califato y presenta unas características tecnológicas e iconográficas singulares que permiten ser reconocidas en otras urbes de al-Andalus, adonde se irradió desde esta ciudad

¿Sabías que?

Este magnífico ataifor (fuente) que representa un ciervo brincando apareció en una excavación urbana de Jerez de la Frontera, junto con otros materiales del periodo califal. Tanto el tipo de pasta, como la calidad del vedrío y la precisión y pericia en el dibujo llevan a pensar que esta pieza, como otras con las que apareció asociada entre las que destaca un platito con decoración de damero, pudieron haber sido realizadas en los talleres que manufacturaban las piezas decoradas con la técnica del verde-manganeso para la corte de Medina Azahara. Esta pieza cerámica excepcional comparte con otras representaciones de animales unos mismos rasgos en su composición decorativa, a base de círculos en el cuerpo y unos elementos vegetales con frutos y hojas que están sostenidos por su boca.

Más información sobre esta técnica cerámica en el artículo de José Escudero: La cerámica decorada en verde y manganeso de Madinat al-Zahra.

Otro singular ejemplo lo constituye la redoma (botella) procedente, junto con otras cerámicas califales, de las excavaciones de Mesas de Asta, también en Jerez, y se vincula igualmente con las producciones palatinas de Medina Azahara. Ostenta la leyenda al-Mulk (el poder), una expresión ampliamente utilizada en las cerámicas cordobesas, que remite a la autoridad de los soberanos omeyas. En la actualidad forma parte de la colección del Museo Arqueológico de Jerez.

Para saber más...

¿Cómo llegaron estas piezas hasta Jerez? La irradiación de las cerámicas decoradas en verde y manganeso de Madinat al-Zahra a otros territorios de al-Andalus en el s. X pudo haberse realizado a través del comercio, pues sabemos que algunos materiales producidos por los talleres oficiales cubrían también un mercado amplio que no se limitaba a la corte. Sin embargo, la hipótesis de M. Ocaña parece hoy la más plausible: estas piezas formaban parte de la vajilla que los gobernadores y otros altos cargos de la administración califal, enviados desde Córdoba, transportaban consigo a las provincias. Para estos servidores del Estado constituían, por tanto, un elemento de identificación, reconocimiento y pertenencia a esa estructura política.

Con sus formas y decoraciones, estas cerámicas bellas y de excepcional calidad se utilizaron como un instrumento político de propaganda del poder califal irradiado desde la corte omeya.

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